"Cuando yo me enfado, me imagino en un agujero negro, sin querer hablar con nadie", confiesa Emperatriz Llauger. Es usuaria del Servicio Ocupacional de Mater Misericordiae y retrata ese enojo que a veces le invade en un lienzo oscuro con peces reconcentrados. Esta pieza forma parte de la exposición Pintando palabras, que estará abierta hasta el 22 de junio en el club de opinión de este diario.

Llauger explica que sólo pinta en clase. "Con mi profesora Antonia Amengual", pero que le gustaría hacerlo también en casa. "Pintando me olvido un poco de lo malo", concede.

La docente, responsable del aula donde se trabaja el cartón piedra, ha recopilado las obras de sus once alumnos con discapacidad psíquica y una quincena más del centro para articular un discurso "en el que dar visibilidad a las historias de estas personas. Y lo hacemos a través de las noticias y las palabras que salen en los periódicos", explica.

La amistad es uno de los relatos recurrentes en la exposición. Mariana García, de 50 años, a punto de publicar su primer libro, presenta la pintura Un tros de la mar de Benalmádena (Málaga). El concepto que ha pintado es el de la comunicación. La pieza es una suerte de cajita y figuritas construidas con alambre que representa una escena real experimentada. "Iba por aquella playa y se me acercó un señor. Me preguntó si era nórdica. Yo le contesté que de Balears. Y me dijo si todas éramos tan guapas en las islas. Me pareció un encuentro encantador", narra.

Magdalena Pastor es otra de las alumnas que ha aportado su grano de arena al proyecto. "Yo he reflexionado sobre la amistad: me he inventado una historia sobre dos amigos que se dan la mano. Uno consuela al otro y le dice que puede contar con él siempre y que nunca se separarán", cuenta. A Pastor lo que le gusta es recortar figuras de papel para después recomponer los collages. La usuaria señala otra pintura colectiva que gira en torno a la idea de gratitud. "La hicimos el día que tuvimos clase de relajación. Teníamos que elegir cada uno de nosotros un muñequito de los que había construido la profesora y escoger un color. Me eligieron el rojo. No lo pude hacer yo porque aquel día me quedé dormida", evoca divertida.

La profesora Amengual sostiene que "el arte es una vía de expresión alineada con la emoción muy adecuada" para trabajar con personas con alguna discapacidad.