La Universitat de les Illes Balears ha expresado hoy su pesar por la muerte de Eduard Punset Eduard Punset, que fue nombrado doctor honoris causa en la UIB en febrero de 2011, bajo el rectorado de Montserrat Casas.
La rectora Casas valoró en su discurso que "si se parase la creatividad científica y artística, nuestra civilización iría hacia la barbarie", y de ahí que "la gran importancia" contribución de Punset al conocimiento.
La propuesta del nombramiento surgió de la Escola Politècnica Superior de la UIB. El doctor Llorenç Huguet, actual rector, fue su padrino y defendió los méritos de Punset durante el acto de investidura. En su discurso, Huguet señaló: "Eduard Punset hace décadas que busca explicaciones científicas en cuestiones tan filosóficas como el porqué de nuestra existencia, explicando de manera clara su visión biológica sobre la vida, la ciencia e incluso el amor. Una vez tiene las respuestas, las sabe transmitir a una gran audiencia y cuenta con una legión de fans y seguidores casi incondicionales; unos, fascinados por todo aquello que revela en su programa Redes, y otros, lectores tragados por la temática y prosa de sus libros. Y, además de estas iniciativas, de divulgación y editoriales, creo no equivocarme si presente Eduard Punset como activista cultural, ahora, desde las redes sociales, aprovechándolas como fenómeno para vehicular la irrupción de la sinergia de la ciencia con la cultura popular. De la importancia de su obra dan fe la gran cantidad de premios importantes, detallados al tríptico de invitada, motivados por su presentación cuidadosa y rigurosa de la interrelación entre ciencia y sociedad".
En su lección magistral, el científico recomendó a los presentes no anclarse en convicciones inamovibles y estar abierto a transitar "nuevos caminos". Reflexionó con el auditorio al señalar que "la felicidad es la ausencia de miedo así como la belleza es la ausencia de dolor".
La popularidad de Punset quedó patente en este acto que tuvo lugar en la Universitat, que atrajo a centenares de seguidores que quisieron escuchar al divulgador, que les firmara alguno de sus libros o fotografiarse con él. Como es habitual, el honoris causa plantó un árbol en el campus. El científico eligió un Gingko biloba, un ´fósil viviente´ conocido por ser uno de los pocos árboles que sobrevivió al bombardeo de Hiroshima.
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