Debemos partir de una base: las críticas son inevitables, forman parte de la interacción humana. A lo largo de nuestra vida nos encontraremos con críticas constructivas que tienen como objetivo proporcionar información útil. Otras veces toparemos con críticas vacías que no suman ningún valor. Y, en alguna ocasión, lidiaremos con críticas destructivas cuyo único propósito es dañar y generar malestar. En este último caso será especialmente importante posicionarnos, poner un límite y manifestar nuestra disconformidad.

Sea como sea, recibir una crítica, aunque sea constructiva, no siempre es una tarea fácil, sobre todo cuando afecta a un área de nuestra vida en la que nos sentimos especialmente inseguros y vulnerables.

Así pues no todas las críticas son igual de válidas ni tampoco tienen la misma importancia. Para evaluarlas y llegar a la conclusión de aceptarlas y acoger su mensaje o, por el contrario, desestimarlas, puede resultar de ayuda tener en cuenta:

— Su nivel de validez.

Quién hace la crítica.

Qué motiva a aquella persona a realizar la crítica.

— Con qué frecuencia aparece la crítica.

— Reflexionar sobre qué puede aportarme la crítica (qué puedo ganar con ella).

Las críticas son un gran modo de auto conocernos y conectar con quiénes somos. Para ello es necesario entender la crítica como un instrumento de análisis, una oportunidad de reflexión y un trampolín hacia un posible cambio.

¿Y qué tengo que hacer para responder a una crítica?

Nuestra forma de reaccionar ante las críticas puede ser pasiva (inhibida), agresiva o asertiva.

Por ejemplo: un empleado termina un proyecto, lo entrega a su superior, y este le dice que ciertos procedimientos son erróneos. El empleado puede responder de varias formas:

- Respuesta inhibida: "Lo siento, no sabía muy bien cómo hacerlo".

- Respuesta agresiva: "No creo que con una ojeada pueda saber si es mejorable o está bien hecho".

- Respuesta asertiva: "¿En qué aspectos concretos cree que me he equivocado? (en un tono tranquilo y amable)".

Ser capaces de responder asertivamente a las críticas nos ayuda a ser fieles a nuestros valores, expresar adecuadamente nuestros sentimientos, dar libremente nuestra opinión, etc., y en definitiva, actuar preservando nuestra autoestima.

Cuando no respondemos asertivamente a las críticas, lo que a veces hacemos es:

Contraatacar con otra crítica.

— Ser vengativos, por ejemplo, negando a la otra persona la posibilidad de expresarse.

— Dar la razón al otro desde el cinismo.

— Utilizar la excusa y la justificación sin dar opción al análisis del mensaje recibido.

Pedir perdón de forma insistente sin reflexionar sobre nada.

— Lamentarnos y culparnos desde el juicio autodestructivo.

— Desconectarnos

¿Qué pautas pueden ayudarme a gestinar las críticas?

Para saber afrontar cualquier tipo de crítica de manera positiva existen cinco puntos básicos que debemos recordar:

1. No personalizar a partir de recordar que no tenemos que hacernos obligatoriamente con aquella información (podemos filtrarla y analizarla). Por este motivo será importante contemplar el mensaje en lugar de mimetizarnos con el mensaje.

2. Aceptar la imposibilidad de gustar a todo el mundo.

3. Tener una actitud de aprendizaje constante (al final, esto es lo que nos llevamos)

4. Valorar los beneficios, sentir que la crítica tiene una parte de oportunidad muy interesante dado que, en el caso de las críticas constructivas, estas ofrecen la posibilidad de:

a. Reflexionar sobre algo nuevo.

b. Mejorar.

c. Reforzar nuestro punto de vista.

d. Fomentar el entendimiento con la otra persona y sentir la proximidad.

e. Aumentar nuestro autoconocimiento emocional.

5. Recordar que siempre podemos decidir sobre la información que recibimos.

Y tú, ¿cómo gestionas las críticas?

Mª Teresa Mata Massó

INSTITUTO MENSALUS

Psicoterapeuta formadora en el entrenamiento de la Inteligencia Emocional presencial y online

www.mensalus.es