Es de Madrid, pero lleva viviendo en Mallorca desde hace cuatro años, durante los que se ha graduado en Joyería en la Escola de Disseny. No hay tiempo para hablar de su vida anterior, lejos de lo corriente y llena de aventuras y experiencias, pero sí de dar cuatro pinceladas: empezó a estudiar Sociología, aunque no acabó porque cambió a Animación Sociocultural, donde se especializó en Teatro del Foro. Con esta formación trabajó en Ucrania de profesor de teatro. Nunca ha sabido dónde le llevaría la vida, y la vida lo trajo hasta la isla, donde su madre vive desde hace diez años. "Como era un momento de cambios, decidí hacer algo que realmente siempre había querido hacer. Desde pequeño decía que quería ser orfebre. Así que me matriculé en Joyería. El año pasado entregué el proyecto final, así que ya puedo decir que soy joyero".

No hay que imaginarse a Nico Sales como un joyero corriente, porque no lo es. No diseña colecciones y no repite piezas -bueno, solo algunas-, porque no quiere que su trabajo se reduzca a "dar respuesta a los caprichos de la gente". Su manera de entender la joyería es mucho más artística; sus broches, anillos o collares se parecen más a obras, en ocasiones casi esculturales. "Las joyas que yo hago no son para llevar de lunes a viernes. Las veo más en un museo". Así lo define él y puede que sea la mejor definición posible, aunque quizás poca gente se atreva a llevarlas también un sábado por la noche en una cita especial. Y es que las joyas de Nico tienen mensaje: "Es mi manera de expresarme, de ser crítico, de mostrar cómo veo las cosas". Muchas de ellas nacen por impulsos: "Fui a hacerme unos análisis de sangre. Me sacaron muchos tubos y sobraron algunos. Antes de salir de ahí ya estaba nervioso por llegar a casa y hacer algo. El resultado fue un broche con un tubo lleno de sangre. Lo hice pensando en el estigma del sida", cuenta el joyero.

Estéticamente, Nico define sus obras con palabras como "brutalistas" o cercanas al "constructivismo ruso". Utiliza todo tipo de materiales -queda demostrado con el broche con un bote de sangre-, aunque comenta que la plata siempre suele ser la base o el sustento de la obra. También utiliza ébano, piedras o metacrilatos. No obstante, manifiesta que "no hay un material que me defina, más bien es la forma la que habla de mí. El material es lo que manipulas para hacer la forma que quieres".

"Esto me llena el alma, no el bolsillo", dice el orfebre, que además de realizar sus obras en el piso donde vive en Palma, trabaja todas las mañanas en una joyería. "Cuando creo algo no lo hago con la intención de generar una venta", explica. Aunque, si se le permite trabajar con libertad, realiza joyas por encargo, piezas únicas con las que siente satisfacción al acabar. Porque cada joya de Nico es un viaje que no se repetirá.