De lo que ayer a las 9 de la mañana era una montaña de ropa de hogar -en total 600 kilos-, a las seis de la tarde habían salido vestidos, faldas, pantalones, sudaderas, chaquetas, capas, camisas y muchas más prendas de ropa. Las cortinas, fundas de sofá, tapetes, manteles y otros textiles del hogar volvieron a nacer en la exitosa V Marató de Reciclatge Creatiu de Roba, que

La sala de conferencias del Centre Flassaders se quedó pequeña para acoger a todas las personas que querían participar, y algunas tuvieron que quedarse fuera. Finalmente, los inscritos fueron 31, once de ellos trabajan en pareja y nueve de manera individual. Profesionales, amateurs y estudiantes de diseño de moda estuvieron nueve horas en su puesto para crear un pieza de vestir. Uno de los retos eran los cierres, pues este año se prohibió el uso de cremalleras.

Los que repetían experiencia, venían con las cosas algo más claras que los que participaban por primera vez, incluso algunos llevaron patrones para poder hacer algo más elaborado con más facilidad. La pareja que quedó tercera el año pasado, Manuela Lirios y Josefina Belfiore, las dos estudiantes de diseño de moda, explicaban sin quitar los ojos de la aguja que tenían una idea de lo que querían hacer, "pero tampoco puedes definirlo mucho porque no sabes cómo será el material que tendrás. Así que hemos adaptado un poco la idea inicial", apuntaron. Su propuesta fue una sudadera oversize con lo que antes era una colcha de sofá.

Si bien cada uno tiene su manera de trabajar, medir, cortar, coser y rematar son las claves del proceso, y los detalles acaban siendo muy relevantes.

Aina Funes y Xisca Medina cogieron el día libre en sus trabajos para poder participar en esta maratón. "No somos profesionales, sabemos coser porque siempre lo hemos visto en casa. Mi madre, por ejemplo, era modista", explicó Medina. Y ya que fueron, apostaron por el riesgo: "Queremos hacer un vestido de novia que sea dos en uno". Y así, con un tapete con el que hicieron el corpiño y un edredón, crearon su voluminoso vestido de novia.

También Rosa Toral y Ascención Aparicio, jubiladas y "veteranas de la aguja", participaron en la maratón. Su idea era hacer un abrigo con una manta, aunque no tenían claro si les daría tiempo acabarlo. "Hay telas que puedes trabajar mejor y más rápido, pero una manta tiene mucha dificultad. Además, hemos venido para pasárnoslo bien. Da igual si ganamos o no, nosotras no competimos", comentó Aparicio.

Del alboroto que llenaba la sala por la mañana quedaba poco cuando se acercaron las seis. La concentración era máxima y el estrés iba aumentando. Pasaban quince minutos de las seis cuando las máquinas de coser pararon. Y no será hasta el próximo miércoles que se conozcan las piezas que el jurado considera las ganadoras. Aunque ganar, ganaron los desechos: ahora tienen otra vida.