A veces se hacen cosas que, sin querer, te cambian la vida. Merche Zaforteza estaba con el proyecto de su fin de máster en Animación 3D, después de graduarse en Publicidad y Relaciones Públicas, cuando su pareja encontró trabajo. "¿Me dibujas una taza?", le preguntó él, para tener algo hecho por ella en su puesto de trabajo. Así lo hizo. Dibujó a mano esa taza y, de repente, la gente empezó a preguntar. Y Merche supo responder. Ese primer dibujo no era, evidentemente, el primero. La fundadora de la firma Merchezafor ya se había planteado estudiar Bellas Artes, porque "siempre he dibujado y he estado muy en contacto con la pintura". Finalmente se decantó por Publicidad, algo que, desde luego, no se puede negar que le haya servido. Las tazas fueron el primer producto que Merche lanzó al público, que primero eran sus amistades. Empezó a publicar fotos de lo que hacía en Facebook (de eso hace unos dos años) y ahora cuenta con 37 mil seguidores en Instagram, la plataforma que utiliza para dar a conocer su proyecto: Merchezafor.

Fue inevitable. "Desde que empecé a colgar fotos tuve pedidos. Llegó un momento en el que vi que tenía que tomar la decisión de emprender, de dedicarme plenamente a mi proyecto. Mi padre me dijo que si no lo hacía ahora, no lo haría más adelante. Así que me decidí. Y la verdad es que estoy muy contenta, porque puedo decir que vivo de esto". Fue en el año 2016 cuando se lanzó a la aventura. Y haber estudiado Publicidad y Relaciones Públicas le ha permitido "poder crear mi empresa yo sola", gracias a sus conocimientos en diseño gráfico. Aunque, no lo niega, "he tenido que aprender mucho por el camino". Trabaja desde su piso en el centro de Palma, y siempre con la inseparable compañía de su perra Manuela. Su catálogo de productos es, ahora, amplísimo, pero lo que la distingue de otros proyectos similares es que Merche trabaja con el diseño personalizado. "Me gusta escuchar las historias de la gente y plasmarlo en las ilustraciones, por eso también intento ser cercana con los clientes o los posibles clientes". Así, además de las horas que se pasa dibujando sobre la tableta digital en el ordenador, invierte mucho tiempo en contestar a la gente de le escribe pidiéndole información sobre los productos. "Me gusta que la comunicación sea de tú a tú", especifica.

"Emprender es difícil, pero si sale bien es muy emocionante ver crecer el proyecto que riegas cada día", dice Merche, que se marca objetivos anuales. Uno de este 2019 es ampliar sus puntos de venta físicos, ya que de momento tiene pocos y vende, sobre todo, a través de su página web, donde dice de sí misma que es "muy alegre", que se pasa todo el día haciendo tonterías, cantando canciones inventadas y creando bailes estúpidos. Cualquiera que se pasee por su web lo percibirá: así es Merche, y su alter ego, Merchezafor: entrañable, colorida, amorosa, positiva. "Algo pastel, ¿no?", dice medio ruborizada. "Bueno, es mi propuesta". Una propuesta que, de momento, no le va nada, nada mal.