El patrimonio cultural marítimo de Mallorca ha perdido a uno de sus mejores valedores. El arqueólogo Joan Manuel Pons Valens (Palma, mayo de 1957) murió la noche del 31 de octubre, o como quiso entender su familia, convocó a todos sus antepasados en fecha tan señalada para que le acompañaran con amor en la última travesía. Una enfermedad a la que plantó cara con valentía consiguió romper el vozarrón de Juanma Pons, pero no le quitó la esperanza ni la sonrisa.

Pons estudió Historia Antigua en la Universidad Autónoma de Barcelona, y desempeñó todos los oficios que quepa imaginar en la Mallorca del boom turístico antes de conseguir ensamblar sus dos pasiones: la arqueología y el mar. Impulsó el GAS (Grup d'Arqueologia Subaquàtica) con el que dirigió la campaña para cartografiar los fondos de la isla.

Fue especialmente productiva y gratificante su labor en los yacimientos de Cabrera, que junto a otros compañeros documentó en Història i Arqueologia de Cabrera. De aquel tiempo feliz es la imagen que ilustra este texto, en el que aparece junto a una de las importantes piezas halladas. Los trabajos de este equipo sirvieron de base para confeccionar la carta arqueológica subacuática de la isla, aún en curso.

Con posterioridad, y ya como funcionario del Consell de Mallorca sacó adelante con fondos sociales europeos el programa Mallorca i la mar, para la creación de la escuela de mestres d'aixa.

Alumnos y exalumnos de este centro dedicado a recuperar los antiguos oficios relativos a la navegación restauraron entre 2000 y 2004 La Balear, una barca de bou construida en 1924, única de su clase que existe, y que había sido declarada bien de interés cultural y monumento en 1998. De este afán surgió el libro Balear, 1924, en que Pons recogió toda la biografía y peripecia de la nave.

Joan Manuel Pons dirigió la escuela, que sigue impartiendo formación, y dio clases de diferentes materias relativas a la historia marítima. De su pasión por ésta nació también un estudio sobre el navegante Jaume Ferrer, cuya figura le inspiró asimismo una novela histórica que permanece inédita. La última vez que nos cruzamos me indicó por señas que tenía mucho por lo que luchar, en referencia a su esposa Margalida Gili y a sus hijos Pep y la pequeña Carme, quien ha heredado su devoción por el mar y los secretos que guarda.