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¿Atropellamos?

¿Atropellamos?

Entre las dudas más interesantes que genera la inteligencia artificial (AI, en sus siglas en inglés) se encuentran las filosóficas, que son las pertinentes para decidir si una máquina es capaz de pensar desde que Alan Turing diseñó el test (de cariz filosófico) que lleva su nombre. Y la aparición de los coches autónomos, capaces de conducir por sí mismos teniendo que hacer frente a todo tipo de decisiones, ha puesto aún más el foco en las cuestiones morales. Si el automóvil ha de decidir entre tener un accidente y atropellar a un peatón, ¿qué hará?

Ni que decir tiene que un asunto así no se refiere en absoluto a los códigos morales de la máquina sino a los de aquéllos que les introduzcan, las normas a seguir, los programadores. Pues bien, llegados a este punto, ¿cuáles serían las normas que se impondrían como conducta obligada a los coches autónomos? Y en ese sentido, ¿deberían ser las mismas en todos los países, cosa que equivale a preguntarse si existen códigos éticos universales? Los filósofos llevan siglos, si no milenios, planteándose esa pregunta. Pues bien, un investigador del Media Lab en el Massachusetts Institute of Technology de Cambridge (Estados Unidos), Edmond Awad, y sus colaboradores han publicado en la revista Nature un estudio en verdad novedoso porque implica preguntar acerca de sus preferencias morales a personas de nada menos que 233 países, reuniendo cerca de 40 millones de respuestas. Ni que decir tiene que un trabajo empírico de semejante alcance habría sido imposible sin los medios que brinda Internet. Por vez primera se obtienen datos de un número ingente de actores morales, con una potencia estadística brutal. Verdad es que sólo se han conseguido respuestas de quienes cuentan con el conocimiento, la voluntad y los medios necesarios para acceder a una plataforma online pero ese cliché retrata cada vez más a la población mundial.

El dilema es el ya indicado: entre la opción de atropellar a unos peatones o estrellarse contra la pared causando graves daños a los ocupantes del vehículo, ¿qué debe hacer el automóvil? Hasta nueve distintas dimensiones que contextualizan el dilema se tomaron en cuenta en el trabajo de Awad y colaboradores, obteniendo resultados bien interesantes por más que confirmen lo que el sentido común indica. Los actores morales de sociedades que dan mayor importancia a la vida individual ponen más trabas al atropello de los peatones. Los países menos desarrollados son más tolerantes con quienes cruzan la calzada de forma ilegal, quizá porque esa conducta es más común en tales lugares. Así que son las condiciones sociales y culturales las que llevan a definir tres grandes conjuntos de naciones con criterios morales distintos. Lo que no queda claro es qué harán, llegado el caso, los empresarios. ¿Imponer el criterio del país que fabrica el coche o el del que va a comprarlo?

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