Situación: Circulas en una autopista con el límite de velocidad de 120 km/h, con tráfico, pero fluido, y el clima despejado. Todo marcha bien hasta que, de la nada, te encuentras un atasco que ocupa los tres carriles y que te obliga a reducir la velocidad e incluso detener el vehículo. Entre la primera y la segunda marcha te vas manteniendo unos minutos hasta que, sin motivo aparente, el atasco se disipa, vuelves a meter la cuarta, la quinta y la sexta y ahí no ha pasado nada. Pero ¿qué ha pasado realmente? ¿Por qué se ha producido ese embotellamiento si no se ha producido ningún accidente y el clima acompañaba?.

A esta situación en que el tráfico de una carretera o autopista se ve sumergido en un atasco sin motivo aparente se le denomina 'atasco fantasma'. Estos atascos son, sin duda, el imponderable que más irrita a los conductores, pues el desconocimiento del motivo hace la situación aún más desesperante.

¿Por qué se producen estos atascos?

En líneas generales, te sorprenderá saber que la culpa de estos 'atascos fantasma' la tenemos todos y cada uno de los conductores de vehículos que conformamos el tráfico de la carretera en cuestión y nuestras circunstancias.

Los seres humanos tendemos a distraernos con facilidad y nuestra capacidad de reacción no es la misma siempre. Como tampoco lo es la velocidad a la que circulamos. Dentro de los límites establecidos, supongamos de 120 km/h, es imposible llevarlo en velocidad crucero siempre: una cuesta con el coche pesado y el aire acondicionado puesto, una bajada con inclinación, una conversación interesante dentro del vehículo, seguir las indicaciones del GPS o tratar de sacar una mosca del habitáculo son algunos de los imprevistos que pueden surgir en carretera y que hagan que disminuyamos o aceleremos más el velocímetro. Si esto lo multiplicamos por todos los que conformamos el tráfico un día X en una carretera X, da a lugar a los 'atascos fantasma'.

Así pues, supongamos que el coche que tenemos delante frena por algún motivo, nosotros, que íbamos detrás frenamos también, el que va detrás de nosotros sin mantener la distancia mínima de seguridad pega un frenazo que hace que los que van detrás de él se asusten y frenen más drásticamente. Y así hasta contagiar a todo un carril y parar el tráfico.

Según algunos estudios realizados, los expertos aseguran que no hacen falta intersecciones, rotondas o semáforos para formar estos atascos. Éstos siempre se formarán aún habiendo un solo carril con un solo sentido.

Este vídeo realizado a modo experimento en el año 2008 por un grupo de investigadores llamados The Mathematical Society of Traffic Flow, lo demuestra.

Otra manera de comprobarlo, un poco más dinámica, es accediendo a este simulador online con el que introducir unas variables y comprobar cómo éstas afectan al tráfico.

¿Existe una solución?

Si somos realistas, no. No existe una solución a estos 'atascos fantasma'. Utópicamente, sí, si todos circuláramos a la misma velocidad y aceleráramos y deceleráramos al unísono.

No obstante, se puede seguir una serie de recomendaciones que minimizan las posibilidades de que esto suceda, como por ejemplo: no adelantar innecesariamente por el carril izquierdo o respetar la distancia de seguridad con los demás vehículos.