"Michelle ma Belle" cantaban los Beatles anticipando a "Michelle Obama Belle", o sería "Michelle Ma(llorca) Belle". La primera visita a la isla responde a una invitación, la segunda a una coincidencia, pero a la tercera estás enganchado. Michelle debutó en suelo mallorquín para airear una crisis conyugal con su presidente, que casi les cuesta la Casa Blanca. Seguía el ejemplo de Jacqueline Kennedy, otra Ma Belle que navegó por Formentor para encelar a JFK. En cambio, Barack aprovecha la mínima oportunidad para no venir a Mallorca.
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