El grupo Zhero ha apostado muy fuerte por Mallorca. Lo demuestran sus inversiones en el emblemático Bahía Mediterráneo de Palma, el restaurante Lucy Wang de Port Portals y, también, este beach club de Magaluf, bautizado como Zhero Boathouse. Un local decorado con gusto, justo frente al mar y que conserva, gracias a la voluntad de la propiedad, el estilo de chalet de playa de una sola planta de altura. Sin lugar a dudas, se trata de una muestra más de la transformación espectacular que se está dando la zona de Magaluf, en la que cada vez son más los empresarios que apuestan por ofrecer calidad y cambiar radicalmente la imagen de este núcleo turístico.

Zhero Boathouse abre cada día, a partir de las 10 de la mañana hasta la una de la madrugada, desde finales de abril hasta finales de octubre. Sus instalaciones invitan a descansar, a comer e, incluso, a hacer la sobremesa. Lleva 4 años abierto y se divide principalmente en dos zonas, la denominada lounge y el restaurante. En la primera, existe la posibilidad de alquilar durante todo el día una de sus cómodas tumbonas por 25 euros (con toalla incluida), así como tomar un cóctel o un café; mientras que en la segunda, que mantiene la cocina abierta ininterrumpidamente todo el día, se pueden degustar toda una serie de platos, una carta ideada por el chef ejecutivo del grupo Klaus Brunmayr, quien durante años fue la mano derecha del cocinero Gerhard Schwaiger en el restaurante Tristan de Port Portals.

Carta fresca y de calidad

La carta se compone básicamente de sugerencias frescas, con producto de calidad, como las gambas rebozadas, servidas con mango, aguacate y un poco de chili, las ensaladas de pato con pomelo y la de rúcula con burrata, así como otras propuestas como el salmón teriyaki, la hamburguesa de Wagyu y el pollo ´bio´ al horno. La directora de Zhero Boathouse, Dorota Czeremanka, comenta que también tienen especial atención a los vinos de esta tierra, concretamente de las bodegas mallorquinas Can Xanet, Macià Batle o Castell Miquel, que hacen la competencia a los champanes franceses. Los cócteles son otro de los reclamos, explica Luis Morales, barman de la casa, que recomienda probar sus caipirinhas y los mojitos preparados con kumquat (o naranja china).

Además, todos sus huéspedes pueden también refrescarse en el jacuzzi privado, así como disfrutar de las aguas de Magaluf.