Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Con Ciencia

Pigmeos

Pigmeos

El hallazgo en el año 2004 de los restos fósiles de un hominino de pequeña estatura en el yacimiento de Ling Bua, isla de Flores (Indonesia), fue todo un acontecimiento. Es del todo inusual descubrir una nueva especie humana, el denominado como Homo floresiensis (Brown et al, 2004), y más aún que los autores del hallazgo concediesen al ejemplar encontrado una edad de sólo 18.000 años. Aunque una revisión de la estratigrafía y cronología del yacimiento de Ling Bua llevó en 2016 a elevar esa fecha hasta unos 60.000 años, era evidente que el Homo floresiensis podría haber coincidido con nuestra propia especie. E incluso que fuésemos nosotros los causantes de su desaparición, habida cuenta de que H. floresiensis tenía una altura cercana a un metro y una capacidad craneal parecida a nuestros ancestros de finales del Mioceno, es decir, de hace 7 millones de años.

La tendencia a reducir el tamaño del cuerpo en la fauna de una isla es conocida. Un ejemplo excelente es el del Myotragus balearicus de Mallorca. Si no existen predadores que amenacen, la selección natural favorecerá cuerpos más pequeños y, por tanto, necesitados de menos recursos. De hecho, en Flores existen los fósiles no sólo del pigmeo H. floresiensis sino también de un elefante de pequeña talla, Stegodon florensis insularis, que convivió con el primero y es probable que fuese cazado por él. Pero cuando apareció el hominino diminuto de Flores no faltaron los especialistas que hablaron de un individuo con enanismo patológico como es la acondroplasia.

Semejante hipótesis se sostuvo durante poco tiempo. Los H. floresiensis eran pigmeos, pero no enanos. Y su relación con la especie Homo sapiens ha sido puesta de manifiesto desde un nuevo prisma gracias al trabajo publicado en la revista Nature por Serena Tucci, investigadora del Departament of Ecology and Evolutionary Biology de la universidad de Princeton (New Jersey, Estados Unidos), y sus colaboradores. Aborda éste la comparación genética entre Homo floresiensis y los componentes de una población actual de pigmeos que vive también en la isla de Flores, en una localidad muy próxima al yacimiento de Ling Bua.

Los resultados del estudio de polimorfismo de nucleótido simple y de las secuencias completas del genoma ponen de manifiesto que se trata de dos tipos muy distintos de humano. Como ya se sabía, H. floresiensis cuenta con rasgos genéticos heredados de los neandertales y los denisovanos, igual que otras poblaciones arcaicas del sudeste asiático. Pero de ningún otro human arcaico más, cosa que indica que debió llegar a Flores muy pronto, quedando aislado. Sucedería hace unos 100.000 años. Por su parte, los pigmeos actuales muestran unos rasgos genéticos que los emparentan con poblaciones oceánicas como la de los nativos de Nueva Guinea. El recurso de una talla pigmea ha sido, pues, el resultado de al menos dos procesos evolutivos en Flores. Y ninguno de ellos obedece a patología alguna.

Compartir el artículo

stats