La marca Pla, que fundaron en un inicio, hace cinco años, Irene Peukes y Araceli Iranzo, es conocida fundamentalmente por sus zapatos, hechos a partir del trenzado de cestas y confeccionados con fibras naturales; producidos y elaborados, en parte, por artesanas de Bangladesh, un trabajo que se coordina a través de Cáritas Bangladesh. Siguiendo esta misma filosofía, basada en una producción respetuosa con las personas y con el medio ambiente, Peukes ha incorporado recientemente a la marca Pla diseños de vestidos que lleva años desarrollando con artesanas de Guatemala -Iranzo se dedica, ahora, a su marca, Antic Mallorca-.

“La idea de los vestidos surgió cuando viajé a Guatemala, porque me invitaron a trabajar con artesanos de allí. Aunque el primer proyecto no era hacer vestidos, sino confeccionar chales, cojines...cosas más cotidianas”, apunta Peukes, que estudió diseño de moda en Hamburgo y diseño textil en Barcelona. Esta primera toma de contacto con artesanas de Guatemala fue el punto de partida, el inicio del proceso de desarrollo de los vestidos. “La segunda vez que trabajé con estas personas me gustó aun más. A mí me encanta trabajar con gente distinta y ver las posibilidades que hay. Para una diseñadora es muy interesante fijarte en cómo se pueden hacer cosas de maneras tan diferentes y en qué nuevos diseños se pueden proponer”, explica la diseñadora de Pla.

Del chal al vestido

Y de un chal, surgió un vestido. “El primer vestido que diseñé partía de un chal. Por eso, la parte de delante cae igual que este complemento, pero luego tiene el cuerpo tejido completamente”. La pieza se elabora en el telar, sin cortes. La primera parte se produce en Guatemala, en diferentes aldeas -en una están las tejedoras y en otra las costureras-; y la prenda se acaba en Mallorca, en la entrañable tienda que tiene Peukes en Sineu, donde pasan las horas ella y su ayudante, Diana Mendoza.

La diseñadora asegura que estos vestidos no llevan más de un día de trabajo, pues uno de sus objetivos ha sido, y sigue siendo, simplificar el trabajo, hacerlo más sencillo para las costureras y las tejedoras, que no son profesionales -sin embargo, reciben formación tanto de Peukes, que viaja constantemente a Guatemala, como de otros expertos-. Así, el resultado son vestidos holgados, pensados para llevar durante el día a día. “Son prendas muy casual, cuotidianas, pero que, por su cualidad de haber sido confeccionados a mano, evocan a la tradición”, comenta la creadora, para quien es muy importante el trabajo artesano, que considera “auténtica sabiduría”.

Es por este motivo que a Peukes le gusta tanto viajar y conocer técnicas, metodologías y maneras de elaborar productos artesanales de diferentes partes del mundo, para darles la vuelta e inventar algo nuevo, práctico, cómodo.

Otro de los puntos que caracterizan la marca Pla es su labor solidaria. “Creo que es importante ayudar a las personas que no han tenido las mismas oportunidades que nosotros, y que no tienen acceso a ganancias económicas”. Por eso, el negocio de Peukes está enfocado a “cuidar el medio ambiente” -utilizan materiales naturales-, y “a las personas” -se pagan los precios justos-. “El proyecto en general, que incluye tanto los zapatos como los vestidos, se llama Más manos, menos máquinas. Yo he trabajado en una empresa convencional fantástica, pero que se regía más por una producción industrial. Y a mí lo que me chifla es ver las posibilidades que tienen las manos, las personas, de hacer virguerías con la artesanía. Es increíble”, asegura la diseñadora.

Así, tanto sus vestidos como sus zapatos enlazan perfectamente diferentes conceptos: tradición y artesanía con modernidad, innovación y comodidad, a la vez que consciencia medioambiental y comercio justo. Pla es más que una marca de zapatos o de ropa, es un proyecto pensado para ayudar, para enseñar, para intercambiar conocimientos, para hacer un poquito mejor el mundo.

Un básico formal

El primer vestido que diseñó Peukes con las artesanas y tejedoras de Guatemala es uno de sus best-sellers, y también uno de los modelos más formales. Es el que diseñó a partir del chal. “Quizás es un poco más festivo que los demás, y hace que la persona se vea más arreglada”, señala. De todas maneras, asegura que es una prenda que “te haces tuya, pues es facilísimo de lavar y de cuidar”, además de cómodo para llevar también durante el día a día. Así es su propuesta.

Uno de sus detalles más destacables es la parte de atrás (se puede ver en la imagen de arriba), ya que “es la parte que hace tridimensional el diseño, a partir de los hilos que no se han tejido”, tal y como explica la diseñadora. Un modelo perfecto para el verano, fresco y con personalidad.