Para ver de cerca a Pablo Alborán todo vale la pena, incluso los días de acampada bajo la primera ola de calor del verano. Y si una cosa tiene el malagueño es que congrega a fans de todas las edades e, incluso, padres, madres, abuelas, abuelos, novios y amigos colaboran en la causa haciendo turnos o trayendo avituallamientos para que la espera sea menos larga. Esta mañana María Teresa Gómez, madre de Samuel Villena, y Toni Rodríguez, padre de Alba, estaban los primeros en la cola. Sus hijos forman parte del grupo de 20 fans que han hecho turnos acampando desde el pasado viernes a las puertas de la Plaza de Toros. "He venido a las nueve de la mañana para que ellos descansen y vengan relajados al concierto", ha explicado Gómez, fiel a todos los conciertos del malagueño que acaba de conquistar su 46 disco de platino.

Abanico en mano, sombrillas, sillas de playa, paraguas y mucha, mucha agua han sido los aliados perfectos para combatir las sofocantes temperaturas. Lucía Haba ha llegado a las ocho de la mañana. Forma parte de un grupo que empezó su campamento en las afueras del coso balear el miércoles. Esta noche ha sido dura porque les molestaron hasta el punto que tuvo que intervenir la policía. Pero todos y todas coinciden que la larga espera a base de charlas, cartas y música ha valido la pena para vivir el directo de Pablo Alborán. "Es diez veces mejor en vivo", sentencia Gladys Potz, que a finales de junio disfrutó de ver al malagueño en Madrid. Ahora repite. Y es que como muchos de sus seguidores no se pierden ningún concierto. De tantas horas de espera, confiesan, se llega a hacer amistad. Marina González aún recuerda la fecha de su primer gran concierto. Fue el 22 de agosto de 2015. Lo tengo marcado porque me quedé afónica", ha relatado mientras esperaba junto a Sandra Redondo a la apertura de puertas.

Para que la espera tenga su recompensa, los seguidores han ido anotando en una lista sus nombres. Y es que todos los que llevaban horas y horas, e incluso, días se han mostrado muy agradecidos a la organización. Amanda Dorado iba anotando los nombres en la lista. Han sido unos privilegiados ya que han podido entrar un ratito antes de la apertura de puertas general. "La espera requiere mucha paciencia pero si quieres disfrutar del concierto a primera fila, hay que hacerlo. Merece la pena porque durante el concierto siempre tiene unas palabras para sus seguidores y te agradece la espera. Además desde la organización nos traen agua y nos vienen a ver", ha explicado Silvia Binimelis.