El verano de los 100 poco tiene que ver con la Mallorca preturística. Las playas vírgenes y las dunas cubiertas de lirios de mar, ahora están masificadas de visitantes, hoteles, chiringuitos... Jaume Lladó, de Llucmajor, ya va por su 101 veranos mientras que el también llucmajorer Toni Rubí acaba de estrenar las tres preciadas cifras, igual que Maria Pascual de Alcúdia que el pasado 18 de julio sopló sus 100 velas. ¿Y cómo pasan estos centenarios sus veranos? El maestro Jaume Lladó es de lo más autónomo. Vive solo, aunque por las mañanas tiene la compañía de una asistenta. Sus días veraniegos suceden entre cafés a plaça y los quehaceres diarios como ir a por el periódico (se confiesa lector del Diario de Mallorca) o el pan. Las tardes las dedica a ver la televisión o salir a la terraza a dar breves paseos. Pero el que fue profesor y secretario del colegio Sant Bonaventura es de lo más activo. "Hasta los 100 iba a s´Arenal. Ahora solo voy a comer si me llevan", razona Lladó. Sus hijos, Joana y Jaume, le llevan de paseo: Can Pastilla, Randa, Pina... Y es que estuvo casado con la pinera Maria Ballester, por eso, aún le gusta ir a visitar el pueblo.

Veranos en s´Arenal

Durante más de 50 años veraneó en s´Arenal. "Cuando Joana tenía dos o tres años, estuvimos una semana en s´Estanyol. Como vi que le gustaba tanto, busqué un solar. Al final, encontré uno en s´Arenal", explica. "De jóvenes íbamos a la playa en tren. La playa era virgen y estaba repleta de lirios de mar. Los caballos entraban con los carros porque decían que el agua salada era buena para las ruedas", recuerda el que fue profesor con madera de cantante. Y es que estudió durante seis años canto con el maestro Jordi Frau pero una grave enfermedad en los pulmones le hizo decantarse por la enseñanza. "Tenía condiciones para ser cantante de ópera", admite. "Al mismo tiempo que estudiaba canto, hacía magisterio y tras la enfermedad, me centré en la carrera de profesor", desvela Jaume Lladó.

Desarrolló su carrera en Sant Bonaventura pero recuerda con nostalgia el curso de 1958-1959 como maestro en Deià, un pueblo que por aquel entonces ya empezaba a recibir la visita de extranjeros, entre ellos, Robert Graves. "Recuerdo como un grupo de alumnos fue a jugar con los hijos de Graves. Otros se chivaron que aquellos niños habían robado juguetes de la casa del escritor. Como era muy severo, les castigué. Entonces recibí una carta de Robert Graves explicándome que se les había regalado. Si hubiera sabido la trascendencia que tendría, hubiera guardado la carta", cuenta Lladó que dedicaba sus tardes en Deià a dar clases de solfeo y piano a la hija de los artistas de California, Dorothy y Robert Bradbury. Aquella niña es la prestigiosa pianista Suzanne Bradbury, que este año fue pregonera de las fiestas de Sóller, un acontecimiento que Lladó no quiso perderse.

Y en el baúl de los recuerdos del mestre están sus clases de catalán mig d´amagat. Y es que iba a clases de mallorquí en el Institut General Lul·lià con Francesc de Borja Moll. "Iba con Sebastià Cardell y Joan Socias", especifica el de Llucmajor que coincide con su vecino Toni Rubí sobre cómo se ha transformado el municipio. "Antes era el pueblo más rico de Mallorca y ahora ya no queda nada de aquellas fábricas de zapatos", lamenta Rubí, que sopló sus 100 velas el pasado 12 de julio con una gran fiesta en el taller de automóviles que regenta su hijo Miquel.

Sus veranos se asemejan a los de Jaume Lladó. Las mañanas transcurren entre cafés y charlas con amigos. "De mi edad ya quedan pocos, tienen entre 70 y 80 años. Hablamos de política, de caza...", explica Rubí que durante tres décadas estuvo al frente de un taller de coches. De antaño, recuerda sus veranos en Sa Ràpita. "Hasta hace un año venía a comer", interrumpe su hijo que recuerda lo buen marinero que era. "Iba a pescar en Sa Ràpita o S´Estanyol. Éramos siete familias. Todos marineros. Ahora ya no queda nada de aquello. Mallorca ha cambiado de cap a peus".

En cambio, en Alcúdia el verano del centenario de Maria Pascual transcurre con más tranquilidad en su casa junto a su nieta y las visitas de su sobrina ya que una mala caída le impide caminar.