Cuando un fotógrafo sale decidido a cazar la luna no hay nada que lo detenga. En una noche mágica de eclipse total, aficionados y profesionales de la imagen pulularon al acecho del satélite teñido de rojo para inmortalizarlo sobre el cielo de Mallorca.

Entre centenares de vecinos y turistas apostados en las playas de Palma como si fuera la ´Nit de Sant Joan´, -muchos con neveras y tumbonas, cenando en familia y entre amigos mientras admiraban el fenómeno astronómico-, los agazapados fotógrafos buscaban el sitio ideal para instalar su trípode.

Estos personajes siempre destacan entre la multitud por sus voluminosas cámaras y mochilas. Suelen hacer quedadas para eventos como el del eclipse, pero muchos se desplazan solitarios. Aunque de alguna u otra forma siempre terminan formando una peña con la que comparten conocimientos, experiencias, parámetros y hasta objetivos.

Jonas, un joven alemán de 17 años de vacaciones en Mallorca por primera vez, aparcó su bicicleta junto a la veleta del Molinar y tímidamente comenzó a colocar su equipo fotográfico. Tiró un par de fotos, pero advirtió que estaba muy lejos de conseguir una buena imagen. Al ver que otro fotógrafo se instalaba a unos metros de él no dudó en acercarse, saludar y preguntar si era posible alquilar su lente, "porque el mío no sirve para esto y soy estudiante, no tengo dinero para comprar otro por ahora".

Encontrarse con un colega solidario siempre es una solución. Jonas, además de lograr una buena fotografía con el préstamo, se hizo con "el recuerdo imborrable de una noche preciosa". Mientras el joven iba por una veintena de disparos se unió al dúo de aficionados otra joven con cámara al cuello. Lucía, de Sevilla y residente hace más de año y medio en Palma, quería averiguar si habían conseguido una imagen decente. A ella le costó un poco más, porque no cargó el trípode, así que tuvo que recurrir al mobiliario urbano para apoyar su máquina.

Lucía hace fotografías por pasión y como un hobby. Se compró su cámara con lo que pudo ahorrar después de su primer año entero sin fumar y ya no sale sin ella: "Siempre conozco a otros locos de las fotos como yo y me encanta fotografiarlo todo". Tampoco podía faltar esta noche del eclipse en la que se juntó con un enorme grupo de amigos para cenar en la playa y contemplar el espectáculo en el cielo. Cuenta que en un principio una gran nube se posó sobre la luna y creyeron que no podrían admirarla teñida de rojo. Al final se despejó y hasta los móviles sirvieron para capturarla en todo su esplendor, mágica e hipnotizante.