Boris no le quita el ojo a su dueña, la artista Natasha Zupan, mientras se lame su pelaje lustroso en la terraza de una casa elegante, sofisticada y de ambiente artesanal que colinda con la parroquia de Sant Bartomeu de Valldemossa. La pareja de esta entrevista hace honor a un tebeo que en EE UU es de gran popularidad, Boris & Natasha. Ella es pintora, él, un gato influencer. "Hay un vídeo de Hi Balearic! donde grabaron a Boris sin yo saberlo que lleva miles y miles de visualizaciones", advierte frente al portátil.

P ¿Cómo conoció a Boris?

R En la calle. Se acababa de morir mi gata y me preocupé por él en cuanto lo vi. Lo maltrataban. Estaba traumatizado. Cuando lo llevé a mi veterinario, Toni Oliver, tenía la patita rota por cinco lugares distintos. Parecía que se iba a quedar cojo, pero al final camina con total normalidad gracias al buen hacer de Toni en la operación. Lleva siete años conmigo y también me lo llevo cuando hago viajes largos.

P Le salvó la vida: debe tener una relación muy especial con él.

R Sí. Él se cree que es mi pareja. Boris es macho alfa, muy celoso. A mi último novio lo arañó y lo atacó. No deja subir a ningún hombre arriba, donde tengo la habitación.

P ¿Juegan España y Cataluña al gato y al ratón?

R Yo diría que al gato y al perro, que son dos animales que pueden convivir perfectamente cuando crecen juntos y que pueden ser mejores amigos. Pero también son dos animales que se pueden llevar a matar. Pienso que con la actual coyuntura puede haber una posibilidad de que se hagan amigos. Igual con un par de cookies y juguetitos se pueden reconciliar. Tenemos mucha suerte de vivir en un país maravilloso con una mezcla tan interesante de culturas.

P ¿A quién le sacaría las uñas?

R A Puigdemont. Es una vergüenza lo que hace con Alemania y Bruselas. No me gusta el nacionalismo porque se utilizan argumentos emocionales que provocan que la gente se vuelva fanática.

P ¿Es usted felina?

R Sí. Los artistas siempre hemos tenido más gatos que perros porque no te necesitan y no demandan tu atención todo el día. Yo siento afinidad con los gatos porque cuando estoy creando desaparezco como ellos y aparezco cuando me apetece. Por eso elegí en parte vivir en Valldemossa. Necesito mi espacio aislado. Pasar el invierno aquí es maravilloso.

P En las redes hay mucho extremismo: pasamos de los insultos a las fotos de gatitos.

R Las redes me divierten. Han cambiado mucho nuestras vidas. Me han permitido reconectar con gente a la que le había perdido la pista, pero hay personas que abusan. Me preocupa la sociedad narcisista que pueda haber detrás de ellas. Todo el mundo puede hacer su propia película o story en Instagram. Es un mundo que nos ha aislado y distanciado mucho.

P ¿A quién le maullaría en el mundo del arte?

R A las ferias de arte contemporáneo. Pienso que han cambiado lo más importante: cómo la gente percibe el arte. Ahora se ve como una mercancía con la que especular. Un elemento más del mundo de las finanzas. Es algo que lamento mucho porque mi vida y la de mi familia ha girado en torno al arte. Todo ha sido por el arte. Y esa parte romántica ya casi no existe. Los artistas que cotizan en esas ferias son multimillonarios ahora. Es un mundo implacable y deshumanizado.

P Renoir, Warhol, Klee... Son algunos de los pintores obsesionados con los gatos. ¿Con quién se siente más identificada?

R Con Klimt, que también tenía gatos. Su pintura es muy elegante y sensual. En general, los gatos están enraizados en muchas culturas. En Egipto eran muy importantes porque están relacionados con el triángulo. Si te fijas, el rostro de Kate Moss, una de las mujeres más bellas del mundo, tiene las proporciones triangulares de un gato.

P En verano, en Valldemossa, ¿es difícil aislarse como un gato?

R En esta casa de casi 800 años y muros de diez metros estoy muy bien. Me agobio cuando tengo que ir hacia el estudio. Yo veo esto en verano como Venecia, un escenario. A veces no puedo ni abrir la puerta de mi casa. Y parece que vivo en un zoo. Pese a mi protesta, quiero dejar claro que no soy turismofóbica y que ciertas maneras de manifestarse no me agradan.