El pequeño islote de la playa de Camp de Mar (Andratx) es uno de esos lugares a los que recurrir para disfrutar de una comida reposada en un ambiente de sol y mar. Allí, año tras año, Restaurant Illeta ofrece una propuesta culinaria en la que las ensaladas, el pescado, las tapas y los arroces son el principal reclamo; unas comidas que para muchos se han convertido en una tradición estival, tanto para residentes como para visitantes.

Su historia actual se remonta a mediados de los años 40 del siglo pasado, cuando la familia Calafell - Pieras se hizo cargo de este estratégico y placentero enclave. Ahora bien, los inicios del islote como terraza donde comer y beber empiezan unos años antes, concretamente en 1932, cuando se construyó el puente y se abrireron las puertas del Gran Hotel de Camp de Mar, que servía platos y bebidas en esta zona, un alojamiento que en los años 80 fue reemplazado por otro hotel.

Pero volvamos al Restaurant Illeta, al que hay que acceder por su singular puente de madera, de unos 40 metros de longitud. Una pasarela que ha sido escenario de la película hollywoodiense A long way down (2014), traducida en español como Mejor otro día, en la que Pierce Brosnan, Toni Collette, Aaron Paul, Imogen Poots disfrutan de magia de este espacio para pasar juntos un momento difícil de sus vidas.

Un chiringuito familiar

Conocí el restaurante por recomendación de mi compañero de trabajo Miquel Chacártegui, y se lo agradezco porque el Restaurant Illeta es un negocio familiar en el que, pese a la gran cantidad de clientes que tienen, hace lo posible para tratar bien al comensal. A mediodía me encontré a Guillem Covas, uno de los propietarios, cuyo nombre hace honor a su abuelo, artífice y visionario de Illeta como restaurante. Junto a él se encuentra Eduardo, que lleva más de 40 años trabajando con esmero en este mesón transmitiendo a sus compañeros de oficio ese respeto y atención al cliente que todo restaurante o bar debería ofrecer.

Abren a partir de las 10 de la mañana con desayunos variados y continúan con comidas y cenas hasta las 22 horas, que es cuando cierran la cocina. De entre sus platos más solicitados hay que destacar las paellas. También sirven platos refrescantes como el melón con jamón, el trempó (que aquí preparan con marisco, pescado y una vinagreta de manzana verde), así como las tapas de pulpo a la gallega, los calamares, los mejillones al vapor y las almejas. Ahora bien, las parrilladas de pescado y marisco, los pambolis y la dorada a la espalda o a la sal son otros de sus principales reclamos. En cuanto a los postres caseros hay pocos pero ricos, como el pudin de ensaimada.

Por cierto, todo el género se lleva desde la orilla en una pequeña barca que durante el día realiza un par (mallorquín) de viajes. Está abierto desde el mes de mayo hasta octubre.