"No esperaba una reacción de la gente tan positiva y extraordinaria". A Sebastián Pons, que ya ansiaba volver al mundo de la moda, le sorprendió la cálida reacción que suscitó su nueva propuesta. Ayer presentó, en la Suite Sant Francesc del Hotel Sant Francesc de Palma, las 65 piezas de su nueva línea Muchache; el punto de partida, el primer paso del renacimiento de un artista.

Lo que ayer no se vendió seguirá hoy en la Suite del hotel, donde solo se puede acudir con cita previa. Unas 80 personas, entre ayer y hoy, habrán pasado por el establecimiento para conocer la historia de Muchache, que el propio Pons explica con entusiasmo y emoción. De la misma manera que confeccionó, dice, las piezas: con el alma y el corazón.

Los diseños se caracterizan por ser atemporales, adaptables a todo tipo de cuerpos, para todas las edades, sostenibles -los tejidos son reutilizados-, estar poco manipuladas y por no ser ni de hombre ni de mujer. Son multiposicionales y exclusivos, únicos. Según su diseñador, "cobran vida" encima de cada cuerpo, además de complementarse con la naturaleza y el movimiento: "Si caminas por la playa con una de estas piezas, la brisa juega con ellas y ganan sentido. Las llena", explicaba ayer.

En Muchache no hay ningún color que sobresalga por encima de los demás, pues la paleta es amplia, pero sí los estampados: geométricos, florales, selváticos, orientales. Con Muchache, que bebe del imaginario de la obra L'alegria que passa de Santiago Rusiñol, Pons lo tiene claro: "Lo que hago, lo hago desde la humildad y desde el interior. Hacía tiempo que quería volver pero no encontraba el camino. Al final lo encontré, y con esta colección pretendo ponerle color a la vida, pasármelo bien".

La obra de Rusiñol le llevó a reflexionar sobre el conflicto que se crea entre el artista y el público cuando el público no responde a una creación, así como en cómo ha cambiado la relación de la sociedad con el "circo": "Antes la gente iba al circo a ver cosas exóticas, pero ahora todo lo exótico está en la calle, ya forma parte de la sociedad. De alguna manera he querido plasmar esto, hacer prendas que encajen en este modelo de sociedad", contó.

Y lo contó a todos los que le preguntaron, porque este regreso de Sebastián Pons fue íntimo y personal, precisamente, para poder dar un trato cercano a los interesados en conocer (y adquirir) las piezas de Muchache, explicándoles la historia que hay detrás de la línea, intentar conmover, hacer arte.

Renacer, conocerse de nuevo, reencontrarse con uno mismo. Así ha sido el largo camino de vuelta, durante el que Pons se ha dado cuenta de algo: "De todo lo que sé, de lo que puedo llegar a hacer y de que soy bueno en esto".