En una de las preciosas calles que caracterizan Pollença (en Jonquet, 35) se encuentra el workshop donde Marina Riusech confecciona los bolsos que protagonizan sus colecciones. Las voces de Equis Alfonso (X-Alfonso) y Telmary Díaz suenan de fondo y te transportan casi automáticamente a la Habana, lugar donde se gestó lo que ahora es la empresa de Marina: Intriga bolsos. "Necesito esta música para trabajar", comenta mientras acaba uno de los 19 bolsos de su última colección, hecha con lino orgánico. Pero antes de utilizar lino orgánico, o cotón ecológico, tal como hace ahora, Marina utilizaba un material reutilizado: sacos de café. Y como se ha adelantado antes, todo empezó en Cuba.

"La segunda vez que viajé a la Habana quería quedarme allí mucho tiempo, pero no tenía dinero. Así que tuve que espabilar y pensé: ¿Qué es lo que sé hacer? ¿Qué se me da bien? Pues coser, me dije a mí misma". Dicho y hecho. Cuenta la pollencina que en la Habana hay muchas tiendas en las que se vende de todo, que es donde ella compraba los materiales que necesitaba para crear sus bolsos, todo reutilizado. Y otro tipo de tiendas son aquellas en las que los artesanos traen sus productos para vender. "Un día encontré sacos de café y me iluminé. Me puse a confeccionar bolsos de mano, carteras y bolsas para ir a comprar con ese material, los llevé a una tienda y fueron un éxito. Viví haciendo esto unos dos años. Y volví con la intención de vender ese mismo producto aquí". Sin embargo, en la isla ese producto no llamó tanto la atención. Así que Marina tuvo que reinventarse, aunque la decisión de emprender y crear su marca ya estaba tomada.

Ahora utiliza telas de lino orgánico, cotón ecológico y, algunas veces, yuta. Cada estación saca una colección de 19 piezas, algo que las hace exclusivas y únicas. Marina sostiene que sus creaciones tienen un carácter neutro y atemporal, que encajan con muchos estilos y edades y que se distinguen por sus colores mediterráneos e isleños: las bolsas de colores vívidos confeccionadas con la tela de llengües recuerdan a la paleta chillona del verano (sus azules, sus amarillos, sus rosas); en cambio, los ocres de su última colección te transportan a un otoño suave, de hojas amarillentas mojadas y campos de un verde discreto. Y, además de las colecciones, Marina también trabaja por encargos. "Vienen mujeres que tienen, por ejemplo, una boda y necesitan un bolso para un vestido en concreto. Otras personas me encargan bolsos para regalar". Lo sabe: el trato personalizado, de tú a tú, es clave.

Aunque emprender es un viaje apasionante, Marina asegura que muchas veces "tienes ganas de tirar la toalla". Pero ahí está, perfeccionando su página web, dando caña al Instagram y al Facebook de la marca y pensando en la nueva colección de invierno. "Cuando emprendes cuesta mucho ver los resultados, pero a medida que los ves te van animando. Y cuando piensas que estás haciendo lo que te gusta, te convences del todo".

Uno de sus próximos objetivos es crear piezas que sean 100% sostenibles. Asume que ahora no lo son, pero "intentaré encontrar sustitutos de los materiales que no son sostenibles: cambiar las asas de piel, las boquillas hacerlas quizás de madera... Bueno, habrá que investigar". Investigar, crear y hacer crecer Intriga Bolsos. Siempre con buena música de fondo.