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Con Ciencia

Hadza

Hadza

El laboratorio de Sistemática humana de la Universitat de les Illes Balears mantuvo abiertas, mientras duró, líneas de investigación acerca de la evolución de nuestra especie y, en particular, de sus rasgos exclusivos. Ese trabajo condujo a la publicación de artículos que merecieron incluso honores de portada en la que es la tercera revista de mayor impacto en el mundo de la ciencia generalista, los Proceedings of the National Academy of Sciences. Destaca un estudio que se realizó acerca de la activación de distintos hemisferios cerebrales en mujeres y hombres cuando llevan a cabo la misma tarea de percepción estética. Pues bien, para entender los resultados obtenidos ese laboratorio organizó dos expediciones a África con el objeto de estudiar el modo de vida de uno los últimos grupos de cazadores-recolectores que quedan en el planeta. Me refiero a la etnia Hadza, que vive en grupos nómadas en un territorio minúsculo, equivalente a uno de los barrios de Nueva York, en los alrededores del lago Eyasi, norte de Tanzania. La división del trabajo en los hadza, o hadzabe, por sexos, con las mujeres que recolectan bayas y tubérculos y los hombres que se dedican a la caza, se supone que es la misma que apareció hace dos millones y medio de años cuando surgió el género al que pertenecemos y cuando comenzó a expandirse nuestro cerebro. Tuvimos la suerte de poder unirnos a un grupo hadzabe de varones acompañándoles en una de sus expediciones de caza aunque, ¡ay!, nuestra torpeza a la hora de movernos llevaba a que el mucho ruido ahuyentase a las presas. Apenas pudieron hacerse con algunos pájaros. Pero nos contaron que en ocasiones les era posible lanzar una flecha envenenada a un antílope, una cebra o un ñu, y seguir después al animal herido durante días, hasta que muere y pueden despedazarlo. Semejante tarea impone necesidades de orientación espacial que puede que contribuyesen al desarrollo del hemisferio cerebral derecho.

La revista ´Science´ ha publicado un artículo de Ann Gibbons, conocida periodista científica, que lamenta el ocaso de los hadzabe enfrentados como están a la desaparición de su territorio a causa de la presión de los pueblos ganaderos y del turismo. Mientras estábamos con los hadza apareció un vehículo médico tanzano de los que atienden a los nómadas y nos dijeron lo mismo: que los cazadores-recolectores no pueden sobrevivir en competencia con la extensión de la ganadería y del turismo. Cuando los hadza desaparezcan nos habremos quedado sin una de las últimas huellas de lo que fue el sistema de vida original de los primeros humanos capaces de fabricar herramientas. Un sistema de vida que dio lugar nada menos que a la manera diferente de utilizar el cerebro por parte de las mujeres y de los hombres aunque, y quizá sea ésta la conclusión más sorprendente, con el mismo resultado: el de poder apreciar la belleza tanto de la Gioconda como de las puestas de sol del lago Eyasi.

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