Impresiona su altura, su andar decidido y su uniforme de capitán de la Guardia Civil. Sin embargo, detrás de esa primera impresión imponente, hay una persona tremendamente amable y atenta, dispuesta a explicarnos anécdotas y detalles de su trabajo, tan duro como apasionante. Andrés Sotoca, nacido en Madrid en 1979, es doctor en psicología, capitán de la Guardia Civil y es el miembro más antiguo de la Sección de Análisis de Comportamiento Delictivo.

Pregunta: Últimamente han participado en casos muy mediáticos, como el de Diana Quer, o el del pequeño Gabriel. En su caso la satisfacción por el "trabajo bien hecho" debe mezclarse con otras emociones€

Andrés Sotoca: Todos los casos tienen su parte humana. Pero, por suerte o por desgracia, al estar tan acostumbrados a trabajar ese tipo de casos, tenemos más facilidad para que esas emociones no interfieran en la objetividad, en la planificación y, en definitiva, a nivel cognitivo. Los casos que me menciona han sido más mediáticos, pero para nosotros es nuestro día a día en el trabajo.

P: ¿Reciben algún tipo de apoyo psicológico o emocional en los casos más duros?

A.S: Si es necesario, la institución tiene psicólogos asistenciales, que nos ayudan a través del 'debriefing', una técnica psicológica de desahogo emocional que se utiliza en determinados casos, como una catástrofe o cuando ha habido muchos fallecidos, o en casos que son diferentes y nos han afectado especialmente.

P: En el caso de la muerte del pequeño Gabriel, la indignación de la sociedad hizo que asistiéramos a un debate encendido. ¿Cómo consiguen mantenerse al margen de estas emociones cuando están con el autor del crimen?

A.S: En todos los casos en los que trabajamos, siempre hay un sufrimiento detrás. Pero la experiencia nos va permitiendo aislarnos de esto, y eso es necesario. Las decisiones nunca se deben tomar por emoción porque podrían perjudicar a la investigación. En mi caso, la primera vez que intervine en un caso de agresión sexual a una menor (recuerdo perfectamente que era una niña de seis años), escuchar los detalles de la agresión me impactó mucho. Pero la repetición de casos hace que la intensidad emocional baje; es lo que en términos psicológicos llamamos habituación.

P: ¿En qué consiste exactamente su trabajo? ¿Interrogan ustedes a los sospechosos?

A.S: Nuestra función es asesorar al investigador para que dirija la investigación de la mejor manera posible. Pero no hacemos las tomas de manifestación a los sospechosos. En esos casos, asesoramos a los investigadores, analizando el perfil del presunto autor, de una víctima, un testigo, una fuente humana, cualquier persona con la que haya que interactuar. Analizamos cuál es su perfil de personalidad, de inteligencia, cuáles son sus aptitudes, lo que le motiva, lo que le da miedo, lo que le atrae€ Y, en función de ese perfil que elaboramos, ayudamos a los investigadores a preparar la intervención con el sujeto. En resumen, les ayudamos a tomar decisiones.

P: En el caso de víctimas, ¿participan ustedes más directamente?

A.S: En el caso de víctimas vulnerables, como por ejemplo los niños de muy corta edad, sí que intervenimos, porque hay que medir sus capacidades intelectuales, de lenguaje, de atención, de memoria. Entonces, hay que valorar una serie de aspectos y saber muy bien cómo preguntarle y, lo más importante, saber interpretar lo que nos dice. En ese tipo de casos, hacemos nosotros las entrevistas directamente y posteriormente elaboramos un informe de credibilidad, que le facilitamos al investigador para que lo adjunte a las diligencias.

P: ¿Cómo preparan las entrevistas y los interrogatorios?

A.S: Analizamos la persona de la que queremos obtener información y qué le motiva: si se va a sentir más a gusto con varios entrevistadores o con uno sólo, si va a estar más cómodo en un sitio reservado o más abierto. Todo eso, hay que planificarlo, no se debe dejar al azar. En realidad, aunque en los medios lo que más llama la atención son los interrogatorios, hay muchas situaciones en las que se interactúa con las personas, no sólo en los interrogatorios. Por ejemplo, hemos ayudado en la cobertura a agentes encubiertos: qué tipo de actuación tiene que llevar ese agente encubierto para obtener mayor información.

P: ¿Aconsejan ustedes el estilo "poli malo"?

A.S: En general, para que las personas hablen, tienen que estar en un ambiente cómodo, relajado. Se es más persuasivo en un ambiente de confianza y se facilita más el diálogo. Para algún perfil de persona, podría ser útil un ambiente más tenso, pero no como norma general. Por ejemplo, a un atrincherado hay que ganárselo, bajando su tono emocional, no haciendo que el ambiente se vuelva más hostil. Aún en los casos en que un estilo más agresivo pudiera ser útil, nosotros siempre preferimos que la persona con la que interactuamos se quede con el mejor recuerdo posible.

P: En su unidad, tienen todos ustedes mucha formación. Sin embargo, son los agentes de patrulla ordinaria los que acuden a la escena en primera instancia.

A.S: Hay en marcha un proyecto para descentralizar el tipo de apoyo que brindamos nosotros a toda España, para que se pueda llegar antes y, sobre todo, que se puedan atender un mayor número de casos. Nosotros somos sólo cinco personas en la Unidad y, por tanto, nuestras actuaciones son limitadas. Intervenimos en casos de mayor gravedad y de mayor dificultad para el investigador. Los investigadores que primero llegan a la escena hacen su trabajo de recogida de evidencias físicas perfectamente bien. A partir de las fotos de la escena y de las evidencias, nosotros aislamos patrones de conducta. Es decir, ellos interpretan desde un punto de vista físico y criminalístico y nosotros desde un punto de vista conductual.

P: Usted es experto en perfilación indirecta, sobre la que en la actualidad hay muy pocas publicaciones científicas. ¿Podría explicarnos de qué se trata y para qué sirve?

A.S: Consiste en establecer un perfil prototípico de alguien, para ir un paso más allá y, bajo el protocolo general de actuación policial, poder individualizar esa actuación, adaptándola al perfil de cada individuo. Para ello, no es la propia persona la que nos informa (perfilación directa), puesto que la autoimagen o la falta de colaboración crearían sesgos en la definición del perfil. Perfilamos por tanto en base a lo que otras personas nos dicen del sujeto y también viendo los rastros de conducta que ha ido dejando en su día a día. Todos dejamos muestras de comportamiento. En el caso de un homicidio, por ejemplo, a través del entorno, vamos conociendo a la víctima. Para deducir cómo se pudo comportar ella y eso qué tipo de consecuencias pudo tener para el autor, para, al final, hacer una reconstrucción.

Obtenemos también información de las redes sociales del sujeto que estamos analizando, de los espacios como su mesa de trabajo o su habitación. Por ejemplo, que una persona tenga una foto de su familia en su despacho, ya nos da información, aunque, como podría ser algo que el sujeto ha colocado de forma estratégica, tendremos que comprobar que el patrón de conducta se repite, para poder deducir que a esa persona su familia le importa y, por tanto, tiene un vínculo estable con ellos. Si, en lugar de la foto de la familia, tiene su propia foto, la información ya es diferente. Y, si ese patrón se repite, podemos ver que puede haber un egocentrismo en esa persona.

P: Usted ha investigado sobre los riesgos de las redes sociales. ¿La maldad evoluciona con la sociedad o sólo utiliza diferentes vehículos para consumarse?

A.S: La sociedad va cambiando. Y los medios que se utilizan ayudan también a que la sociedad cambie, porque implican modos de socialización distintos. Por ejemplo, un niño que ha nacido con las nuevas tecnologías hará una socialización distinta de la que hicimos nosotros. Pero, a nivel criminal, lo que cambia es el medio, y vemos que, en determinados casos, como el de la pedofilia, se está facilitando el acceso a los niños. Antes, tenían que hacerlo en plena vía pública a la luz del día, y ahora, mediante engaños por internet, pueden quedar con el menor en sitios más seguros para el agresor. Por tanto, las redes sociales son una herramienta para los agresores. Pero el delito es el mismo.

P: Los incendios forestales son un problema muy importante en nuestro país y usted es uno de los mayores expertos en la perfilación de los mismos. ¿Qué tipo de personas provocan incendios?

A.S: Hay cuatro tipos. Los más habituales son los que se ocasionan por prácticas tradicionales inadecuadas. Cuando hay una quema de rastrojos o de pastos para la ganadería que se ha cometido de manera ilegal porque había unas condiciones de riesgo de incendio alto, aunque la persona que lo ocasiona no desea que se extienda, se le puede ir de las manos. Y el fuego lo ha iniciado intencionalmente por una imprudencia grave y, por tanto, en la estadística, cuenta como un incendio intencionado.

En segundo lugar, están los incendios que llamamos "sin sentido", y en los que hay más serialidad. Alguien inicia un incendio con el que no gana nada. Detrás de estos incendios, suele haber problemas psicopatológicos. Vemos muchos tipos de psicopatologías: desde brotes psicóticos, personas con retraso mental, personas que han consumido tóxicos, trastornos de personalidad€ Casi nunca se trata de pirómanos (personas que disfrutan contemplando el fuego y que tienen una compulsión irremediable de seguir haciéndolo).

En tercer lugar, están los fuegos que se provocan para conseguir un beneficio, casi siempre de tipo cinegético, para facilitar la caza. Puede haber también beneficios urbanísticos o económicos, pero son poco frecuentes.

Y, por último, de manera muy anecdótica, tenemos los fuegos que se originan por una venganza: una rencilla entre dos personas provoca que una de ellas le queme los terrenos al otro.

P: A raíz de su intervención en algunos casos muy mediáticos, los focos se han puesto sobre ustedes y muchos estudiantes de criminología o psicología querrían trabajar en su unidad. ¿Qué les recomendaría?

A.S: Tienen que ser conscientes que es muy complicado acceder a esta unidad. Nosotros somos unos privilegiados, porque somos sólo cinco en toda España, a pesar de que la sección existe desde el año 1994. Así que deben estudiar y dedicarse a esto por todas las aplicaciones que puede tener, no sólo ésta. Primero hay que ser guardia civil, además acceder a la especialidad de policía judicial, y después tener la suerte de poder acceder a nuestra unidad. Yo creo que un investigador con formación universitaria en criminología o psicología, aunque no esté en nuestra unidad, va a hacer un trabajo de más calidad.

P: Ha publicado numerosos artículos científicos como doctor en psicología y también se enfrenta a casos muy reales. ¿Es usted más científico o más operativo?

A.S: Fifty- fifty. Por un lado, he participado en muchas investigaciones policiales y, por tanto, sé muy bien lo que el investigador necesita, lo que hace. Y entonces pienso, desde la parte científica, en qué les puedo ayudar.