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Con Ciencia

Frankenstein

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La revista Science ha encomendado la redacción de uno de sus recientes editoriales a un filósofo, cosa nada habitual en el mundo de las publicaciones dedicadas a la ciencia. Aún lo es menos que las revistas de mayor impacto entre las que siguen las tareas de investigación científica se hagan eco del centenario de la publicación de una novela. Pero es que en esta ocasión se trata de celebrar los dos siglos d el libro Frankenstein o el nuevo Prometeo de Mary Shelley, dedicado a la criatura creada por doctor Víctor Frankenstein que fue fruto, como se sabe, de la apuesta que hicieron lord Byron, John Polidoti, Mary Shelley y el que luego sería su marido, Percy, sobre quién sería capaz de escribir el mejor cuento de terror.

El editorial de Science escrito por Kerk van den Belt, profesor de filosofía en la universidad de Wageninge (Países Bajos), se centra en las consecuencias morales que tiene para todo científico el atribuirse el papel de Prometeo arrebatando a los supuestos dioses la capacidad de crear nuevas criaturas que no habrían aparecido sin la intervención humana. En realidad ese debate puede ir más lejos porque sería cualquier avance técnico con posibles consecuencias negativas el que podría quedar bajo la lupa de las consideraciones morales. Si el equivalente más obvio del monstruo del doctor Frankenstein sería hoy el de las modificaciones genéticas obtenidas en el laboratorio —con la clonación en lo más alto de la escala— también cabría hablar de la responsabilidad de los científicos que contribuyeron a crear, por ejemplo, la bomba atómica.

Van del Belt se centra para su comentario en dos aspectos distintos de las consecuencias éticas de la creación del doctor Frankenstein como espacio de reflexión para las cautelas éticas actuales sobre el trabajo científico. ¿Cuál sería la acción a considerar, el haber creado una criatura quimérica —y terrorífica— o el desatender la necesidad de mantenerla bajo control? Para el filósofo holandés autor del editorial de Science, es esta segunda obligación desatendida por Frankenstein la clave de la novela de Mary Shelley. Por extensión, y ya que resulta casi imposible impedir que cualquier cosa susceptible de ser lograda en el laboratorio llegue a ser una realidad, cabría obligar a los científicos a que sus productos queden sujetos a la supervisión necesaria para impedir malos usos. Que eso forme parte de un código deontológico o cuente por añadidura con leyes firmes que garanticen semejante necesidad es un asunto distinto. Siguiendo de cerca el contexto moral del libro del libro de Mary Shelley, lo que vendría a cuento es un dilema semejante presentado por van den Belt. Tiene que ver con el objetivo aún hipotético hecho por el genetista de Harvard George Church de dar a luz a un neandertal con una madre humana a la que se implantase el embrión modificado. ¿Qué sería lo crucial? ¿Decidir si eso es admisible o tener que cuidar del niño neandertal durante toda su vida?

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