El barrio de Santa Catalina de Palma hospeda a un colombiano con una vida de infarto a su espalda. Orlando Vallejo lleva viajando desde su juventud, apostando siempre por proyectos emprendedores y adquiriendo experiencia en cada una de sus aventuras. Inicialmente aprendió a hacer vitrales con la técnica Tiffany, que consiste en realizar vidrieras con cobre, plomo y estaño. Una técnica similar a la que se usa con las de las catedrales e iglesias, que se realizan únicamente con plomo. La estética de esta técnica del Art Nouveau es similar. Lámparas de Tiffany, espejos... "Empecé a trabajar en Londres, diseñando. Viví en Suiza, Ámsterdam, Berlín, París, desarrollando y comerciando con la técnica. Es una artesanía", recuerda Vallejo, quien se ganó la vida diseñando objetos decorativos como terrarios para plantas o joyas. "La parte del diseño siempre la he desarrollado y la he llevado conmigo", explica. Entre otras muchas hazañas, el diseñador tuvo una galería en Ámsterdam.

Viajar le permitió aprender idiomas. "Me vine a Mallorca porque me ofrecieron un buen trabajo de relaciones públicas, y me dije: voy a dejar el tema de la artesanía de lado y dedicarme al marketing", explica el colombiano, que durante diez años se involucró en una empresa dedicada a importar muebles de diseño exclusivos. Su actual y prometedor proyecto se llama Monook. "Hace como cuatro años fui a una feria en Milán y vi las posibilidades de la madera en el diseño y me fascinó. Vivo en Mallorca, una isla de sol, así que pensé: ¿qué mejor que apostar por las gafas de sol?", argumenta. Consiguió un buen equipo y así nació este proyecto que apuesta por los accesorios hechos de madera. Orlando Vallejo capitanea este barco y elige los colores, las maderas y colabora en el diseño. En la actualidad, los dos productos estrella de Monook son las gafas y los relojes.

Diseño orgánico

Una única línea de diseño que tiene variaciones. En los colores, las combinaciones y los diferentes tipos de madera. Monook trabaja con el cerezo, el ébano, el olivo y la madera industrial. La madera es la protagonista, pero en el caso de las gafas existen aleaciones en los materiales: acetato con madera, metal con madera, una combinación entre los tres, etcétera. Eso sí, todos los vidrios están homologados con la protección UV y con sus respectivas medidas de regulación y seguridad.

Los relojes, por otra parte, son algo nuevo. Con apenas dos meses de vida, es el segundo accesorio estrella. "Una excelente idea que ha resultado ser un éxito", explica Vallejo, quien apunta que la gente aprecia estos relojes por su material. "Todo lo que no conoces te parece exótico. Lo de la madera es como ir a la época de Los Picapiedra", bromea.

Ecología contra tecnología

"No se sabe por cuanto tiempo tendrá éxito", reconoce. Las gafas de Google, dice, fueron un fracaso, y "se supone que son lo último en tecnología". Vallejo analiza la tendencia de las gafas de madera desde el punto de vista de que la gente se ha decantado por lo ecológico y "el producto que te hace volver a las raíces". La madera ha ganado a la tecnología. No por apostar por lo orgánico descartas el diseño, y Monook lo demuestra. La autenticidad de cada uno de los accesorios de la marca es evidente. Cada producto es único, la madera hace que se diferencien unos de otros.

Quien quiera apreciar los accesorios de primera mano, deberá saber que Monook no dispone de una tienda convencional como tal. Su base de operaciones en la plaza Navegación -situada en el barrio de Santa Catalina, enfrente del mercado- sirve como showroom y está abierta a compradores y curiosos.

De Colombia a Europa, y de Europa a Mallorca, Orlando Vallejo diseña productos orgánicos con criterio y experiencia. Raíces y ecología que crean gafas y relojes únicos.