Esta noche toca cambiar la hora. A las tres de la madrugada volverán a ser las dos. La parte positiva es que se duerme una hora más, algo que facilita la adaptación al ajuste horario. La negativa, se pierde una hora de sol por la tarde.

En teoría, el objetivo del horario de invierno es ahorrar energía ya que el reloj se adapta al ciclo de luz solar pero de cada vez más voces cuestionan esta medida con el argumento de que la luz que no se usa a primera hora del día se gasta por la tarde.

En cuanto al sueño, entrar en el horario de invierno no supone tantos quebraderos de cabeza ya que es más fácil aclimatarse cuando se gana una hora de sueño. "Si nos quitan una hora de dormir, aparece irritabilidad, mal estar y cansancio pero si nos regalan una hora de sueño, en realidad, no notamos el cambio", argumenta la vocal de psicología clínica del Colegio de Psicólogos de Balears, Mariona Fuster. El ajuste del reloj puede influir negativamente en el humor y en el estado del ánimo. Fuster explica que el cambio de hora es similar al jet lag. "Nos cuesta más dormir, nos despertamos por la noche, nos cuesta levantarnos o nos despertamos antes pero en tres o cuatros días está solventado", desgrana.

La experta hace especial hincapié en que este ajuste horario no debe convertirse en una patología porque "tenemos una capacidad de adaptación brutal y el 90% de la población no nota el cambio".

Los principales afectados son las personas mayores y los niños ya que el reloj biológico es menos flexible y se adapta peor a los cambios. "A los niños más sensibles se les puede hacer una pequeña adaptación y dos días antes adelantar la hora de ir a la cama", propone aunque recuerda que precisamente la modificación se hace en fin de semana para evitar que tenga consecuencias en la rutina diaria. Por su parte, la Sociedad Española del Sueño alerta de que las personas mayores pueden llegar a tardar hasta dos semanas en adaptar su sueño al nuevo horario.

Si este ajuste del reloj no perjudica tanto en el sueño, las consecuencias del horario invernal, concreta Fuster, tienen más que ver con el tema de las horas de sol. Baleares es la primera comunidad que ve salir el sol pero también la primera en ver cómo se pone.

"En invierno reducimos nuestra actividad social y esto nos afecta en el estado de ánimo. Estamos encerrados y las horas de luz solar están muy relacionadas con el estado anímico. Estás más bajo de ánimo, más cansado, tienes menos ganas de hacer cosas...", razona. Para mejorar, propone salir a pasear cuando haga sol porque un simple paseo nos anima. "Hay que intentar aprovechar al máximo las horas de sol", concluye pero es consciente que perdemos una hora de sol que es fundamental, por ejemplo, para los niños. "A las 17.30 horas ya es de noche y si tuviéramos una hora más, los pequeños podrían jugar un rato más en el parque y no tener que encerrarse en casa tan pronto", detalla.

De todas maneras, para atenuar los efectos, los expertos aconsejan la adecuación progresiva, llevar un estilo de vida saludable, practicar deporte o ajustar la hora de acostarse poco a poco los días previos al cambio.

El ahorro de energía es el principal motivo de la modificación horaria marcada por una directiva europea que obliga a los Estados miembros dicho ajuste. En el caso de España, la reducción en el consumo de iluminación es del 5%, según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía. Este porcentaje equivale a unos 300 millones de euros, de los cuales 90 millones corresponden al consumo doméstico. Es decir, unos seis euros por hogar.

Existen informes a favor de esta medida pero hay otros que lo ponen en cuestión. Por ejemplo, el pasado miércoles más de 70 eurodiputados de distintos grupos impulsaron una moción para acabar con ella en Estrasburgo. Argumentan que el cambio genera no solo problemas económicos sino de salud entre la ciudadanía.

Illes amb claror

El año pasado, el Parlament balear aprobó por unanimidad la iniciativa de Illes amb claror que pedía mantener el horario de verano en Balears con el objetivo de ganar luz solar. "Esta aprobación supuso que había quorum en un aspecto que afecta a los ciudadanos. Pocas veces ocurre pero desgraciadamente no tuvo ningún valor ejecutivo. Fue un hecho simbólico porque el Parlament no tiene autoridad para decidir sobre el cambio horario", admite Miquel Pou, fundador de la plataforma.

Su iniciativa recopiló más de 8.000 firmas. Alega que los argumentos de ahorro energético son obsoletos. Miquel Pou explica que "el cambio horario responde a unas decisiones políticas marcadas por unas directrices económicas que hoy en día han quedado obsoletas". "Nos guste o no, la industria balear depende del turismo y es la comunidad que más rápido ve el ocaso. Es una incongruencia", lamenta.

Lo que pretende la plataforma es adaptar el ciclo vital y diario a las horas de sol y a la racionalización horaria de la sociedad balear. Los beneficios de mantener el horario de verano, reseñan desde Illes amb claror, afectan tanto en la salud como en la economía, en la conciliación familiar, en la racionalización de los horarios y en la industria turística.