Visita relámpago de Felipe VI a Palma. El Rey asistió ayer al enlace de su ahijada Martina Jáudenes con el empresario Luis Abascal, fundador del Grupo Lalala. En el interior de la céntrica iglesia de Sant Nicolau coincidió con dos invitados que también levantaron expectación, el exministro de Economía y expresidente de Bankia Rodrigo Rato y Marta Gayá, íntima amiga de don Juan Carlos.

Don Felipe llegó poco antes de las 17 horas a la entrada de la plaza Chopin, desde donde caminó hasta la puerta de la parroquia. Allí estrechó la mano del militar Juan Carlos Rodríguez Toubes y otros invitados, con los que después entró al templo. Pocos minutos después, llegó Rato acompañado por su esposa, la periodista Alicia González. Y al instante, apareció la diseñadora Marta Gayá, quien lucía un elegante vestido de color gris.

Pasadas las 5 de la tarde, llegó la novia, ahijada del Rey, en un coche de época marca Burton de color crema. La joven iba acompañada por su padre, Eugenio Jáudenes, antiguo compañero de regatas de Felipe VI. De hecho, su amistad nació por su amor compartido por la vela y desembocó en un lazo que aún iba a estrecharles más: el ahora Monarca, por entonces príncipe, se convirtió en padrino de su hija.

La gran ausente en el enlace religioso fue doña Letizia, a quien se esperaba. Quien también estuvo en la iglesia es Maria Antonia Aldeguer, madre de la diseñadora de joyas Mar Aldeguer, joyera de cabecera de la Reina. Esta familia es dueña de Vidrios Gordiola, fábrica visitada la semana pasada por Michelle Obama.

Pasados los 45 minutos de la ceremonia, el Rey salió rodeado por los invitados, muchos provenientes de Madrid, y estuvo charlando relajado con algunos de ellos, dejándose hacer algún selfie y posando para la prensa.

A la salida, se entregó un bonito abanico a los asistentes, que pusieron rumbo al convite posterior, servido en el Castillo de San Carlos, en la carretera del dique del oeste.