Diario de Mallorca

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Que no te pillen

En los coletazos finales de la Guerra Fría, con las guerrillas filocomunistas centroamericanas muy peleonas, a unos genios de la CIA (lease Legado de cenizas de Tim Weiner) se les ocurrió, para financiar a la Contra nicaraguense sin esquilmar demasiado la cámara acorazada de Fort Knox, apoyarse en incipientes narcotraficantes colombianos. Barry Seal fue el piloto que se ofreció a hacer de bagman, mensajero, mulero aéreo. Era lo suficientemente inteligente para saber que los narcotraficantes no serían unos ángeles cuando las cosas se torcieran. Pensó que el paraguas de la CIA era a prueba de cualquier arma y sin fecha de caducidad.

Su inconsciencia, su arrojo, me recuerdan saltando el charco a las de Martin Cahill, el atracador irlandés que se hizo pasar por militante del IRA para confundir a la policía (retratado en la excelente El general, John Boorman, 1998). El cineasta Doug Liman sin embargo opta por un tono de docudrama guay, como Atrápame si puedes. Se concentra en la parte más aventurera, como insinuando que pocos se resistirían a ganar millones haciendo lo que más les gusta. Y aunque cita de pasada a los políticos que ampararon esa aberración, el guión esquiva totalmente el fondo, el cinismo extremo del asunto: Paramilitares financiados a escondidas por un gobierno exterior con dinero generado por narcotráfico. Carter, Reagan, la CIA se pasaron por la taleguilla media Constitución sin pestañear. Seal fue el caballito saltarín sacrificado sin pestañear llegado el momento. Tom Cruise se mete bien en el personaje sin abusar de sus tics. Buen dramedia de acción; parcial, engañosa recreación de un oscuro episodio histórico reciente.

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