El Auditòrium de Palma apunta al cielo. A dos años de su 50 aniversario, el edificio del Passeig Marítim trabaja en la apertura para el público general del que es uno de sus grandes "tesoros": la terraza superior, con escenario incluido, hasta ahora reservada a actos privados.

La terraza de la octava planta del Auditòrium tiene una superficie de mil metros cuadrados y un aforo de entre 700 y 800 personas. Y una historia que se remonta a los orígenes del edificio, cuando el arquitecto y decorador madrileño Luis Feduchi (1901-1975) levantó el que sería el primer auditorio de España, siguiendo las instrucciones de Marc y Rafel Ferragut, padre e hijo de una saga que continúa al frente de este imperio cultural. "La terraza superior es uno de los grandes activos del Auditòrium. Tenemos la Sala Magna, la Mozart, nueve salas para eventos de todo tipo y además, la mejor terraza del Mediterráneo. No lo digo solo yo, también muchos de nuestros clientes", afirma Marc Ferragut, director adjunto del Auditòrium.

Hasta ahora, dicha terraza ha estado de espaldas al público y solo ha podido ser pisada en contadas ocasiones. "La ocupamos para eventos puntales, privados, también para congresos y convenciones. Hemos llegado a hacer cócteles para 500 personas", comenta Ferragut, ilusionado con el futuro de este balcón sobre la bahía de Palma.

Una idea fruto de la crisis

Incorporarla a la programación del centro, abierto todos los meses del año salvo en julio ha sido un ejercicio imposible hasta la fecha. "La programación y el mantenimiento del edificio nos come. La idea de abrir la terraza al gran público fue una de las muchas que se barajaron cuando la crisis de 2013 nos golpeó con la subida del IVA. Nos quedamos sin programación y la cuestión era qué hacemos para que el edificio siga rodando. Actualmente la estamos mejorando, poco a poco, porque esto, como siempre, es una cuestión de dinero. Hace tres años cambiamos los vomitorios, ahora son de cristal, antes eran de madera; el año pasado reducimos la parte del escenario para ganar superficie útil; y ahora quitaremos los quitamiedos para poner mamparas de cristal", resume el director adjunto.

Una idea que surgió al mismo tiempo que Le Foyer, el bar de la primera planta que acoge conciertos de pequeño formato, precisamente el tipo de espectáculos que Ferragut tiene pensado para la terraza. "Queremos que aquí se hagan conciertos de pequeño formato, con orquestas al aire libre".

La terraza tiene una superficie de mil metros cuadrados y cuenta con un escenario. M. B.

El arquitecto del edificio, Luis Feduchi, ya concibió esta terraza para hacer espectáculos. "Era un teatro al aire libre pero nunca se usó como tal. En esa época, mi padre y mi abuelo estaban solos. No tenían el refuerzo familiar que ahora tenemos. La programación y el día a día les absorbía. No tenían la cabeza como para pensar en eventos al aire libre", aclara Ferragut.

Las vistas desde lo alto del Auditòrium son privilegiadas y alcanzan más allá de la Catedral, hasta el Palacio de Congresos, un edificio hoy sometido al "efecto champán", comenta: "Todo el mundo quiere probarlo y visitarlo, como en su día también le ocurrió al Auditorium. Mi padre recuerda que los primeros conciertos que se hicieron en el Auditòrium estaban llenos, no por las propuestas, sino porque venían a ver la infraestructura. Dentro de un año ya estará todo normalizado, como pasó con el Palma Arena".