No hay cifras oficiales porque la mayoría de casos no llegan a denunciarse, pero los expertos alertan del auge del síndrome del emperador, el que sufren niños y jóvenes que utilizan la violencia física o verbal con sus progenitores. "Ciertamente se observa más en los últimos años. No solo porque haya aumentado la prevalencia de la alteración, debido en parte a un cambio, malentendido, en las pautas de crianza de los hijos; sino porqué se ha judicializado esta situación, aumentando la visibilidad de un problema que se sufre en la intimidad del hogar", explica el psicólogo Joan Soler Benito.

El síndrome del emperador o niño tirano consiste en una alteración del comportamiento en la relación del niño con la figura de autoridad, principalmente sus progenitores o cuidadores principales. Según Soler, se observan síntomas como "comportamiento agresivo (verbal y físico) hacia sus ascendentes; patrón de relación desafiante, provocador y basado en la mentira, con el único objetivo de imponer su voluntad; y constante violación de las normas y los límites establecidos por la familia".

Estos niños presentan un perfil muy estable y fácil de identificar: varón de entre 8 y 11 años -"solo un tercio de esta problemática se observa en niñas"-; hijo único; tendencia marcada al egocentrismo y la impulsividad; baja autoestima; nula empatía; y mínima tolerancia a la frustración.

"Hacia el final de la segunda infancia e inicio de la adolescencia es donde se observa esta problemática con más frecuencia", señala Soler, quien destaca tres factores a la hora de explicar las razones: los personales, como egocentrismo, baja autoestima, nula empatía, baja tolerancia a la frustración, tendencia a la impulsividad o padecer algún otro trastorno de salud mental (TDAH, TND, SQZ, consumo de drogas, etc.); los familiares, estilo educativo laxo y excesivamente permisivo, o por otro lado hiperproteccionismo, que el menor haya presenciado/sufrido episodios de violencia doméstica y por último falta de calidez en la relación familiar; y los culturales, basados en la inmediatez, la individualización, el éxito a cualquier precio, el hedonismo y el consumismo; junto con la precocidad en el acceso a actividades fuera de su rango de edad y manejo irresponsable de medio tecnológicos que modulan el desarrollo del menor.

¿Qué ocurre en la personalidad de un joven para que llegue a agredir a sus padres? Joan Soler trata de dar con la respuesta: "Es complicado manejar el concepto de personalidad en las franjas de edad que nos ocupa esta alteración, ya que el concepto de personalidad sugiere una estabilidad en las características de la persona que en un adolescente todavía está en construcción. Ahora bien, es cierto que las características temperamentales y el patrón básico de relación con su entorno están profundamente alterados y desadaptados a lo esperado en una relación entre padres e hijos, llegando a cotas de maltrato que requieren una intervención judicial".

Estudios recientes muestran que las madres (más del 80%) son las víctimas principales, aunque cabe destacar que esta problemática dinamita los cimientos de la familia al completo. "Una señal de alarma en estas situaciones es la sensación de ausencia de control sobre el comportamiento del menor y el malestar emocional que sufren las víctimas", advierte el experto.

Para corregir este síndrome, "muy significativo en hijos únicos", se aconsejan algunas reglas, como el que los cuidadores actúen al unísono, rutina con el fin de construir nuevos hábitos, mantener la calma y un talante dialogante alejándose al máximo de la agresividad, no negociar y mantener una visión de que estamos realizando una carrera de resistencia donde los resultados son fruto del esfuerzo, la constancia y la perseverancia.

Joan Soler Benito, psicólogo

Psicólogo en el centro tresimes psicologia, recomienda dos lecturas para profundizar en este tema: El pequeño dictador de Javier Urra y Los niños tiranos de Vicente Garrido