A pesar de que en el calendario la tipografía del 14 de febrero aparece escrita con tinta negra, su color debería ser el rojo, el del amor. Hoy se celebra el día de los enamorados, el de los tortolitos y ángeles arqueros, unos más atinados que otros. Pero de cualquier manera, es San Valentín. Una fecha que este año se ha topado con un gran rival: el feminismo.

No se trata de lapidar este día dedicado al amor, al santo mártir romano que, de acuerdo a una de las teorías en relación a este día, desafió al emperador Claudio II, quien había prohibido casarse a los jóvenes porque a su juicio los solteros sin hijos eran mejores soldados al no tener una familia a la que echar de menos. Según cuenta la leyenda, el sacerdote Valentín lo consideró injusto y casó a varias parejas jóvenes.

Al igual que esta leyenda, muchas son las fábulas contemporáneas sobre el amor romántico. Con la campaña Desmontando San Valentín, el Consell de Mallorca ha buscado desmitificar ese concepto que a día hoy incluye los celos y el control, y que ha sumado tantos adeptos como adversarios.

La droga del amor

Más de 50 sombras feministas se ciernen sobre San Valentín este año. Por su parte, la comisión de Salut Pública Feminista ha llevado a cabo una campaña bajo el mismo pretexto: "Prevenir del abuso del amor". Emulando los mensajes de advertencia de las cajetillas de tabaco, la comisión difundió reproducciones con eslóganes como: "Ayuda para dejar el amor: Consulta a tu amiga feminista"; o "El amor puede causar una muerte lenta y dolorosa". Una simbiosis de la nicotina de los cigarrillos y de las relaciones tóxicas, tan perjudiciales para los activos como para los 'fumadores de amor' pasivos. "Estos días, muchos derrochan dinero o buscan compañía evitando la soledad. Todo ello se debe a una droga, el amor, que en los casos más extremos, genera un enganche excesivo. Se recomienda tratarlo. No solo mejorará la salud mental de todas las personas, sino de la sociedad", defendieron desde el organismo.

Mientras la voz feminista vocifera la igualdad, la Asociación de Padres de Familia Separados de Baleares (APFSIB) quiso mostrar su desaprobación a la campaña del Consell, concretamente a su directora, Nina Parrón. "La intención es loable pero las 'relaciones descompensadas y peligrosas que evocan la posesión', no tienen nada que ver con el enamoramiento, sino con la inseguridad, la baja autoestima y la sumisión de uno de los miembros de la pareja (que no tiene por qué ser mujer)", afirmó el presidente de la asociación Jorge Skibinsky. "Entendemos que no se puede hacer ingeniería social y construir un mundo artificial sin sentimientos, es un sinsentido. Dentro de poco también van a decir como vestirnos, como hablar, que comer y hasta cuando respirar", añadió Skibinsky en un comunicado.