El archipiélago de Cabrera continúa dando alegrías a los arqueólogos subacuáticos, la última, el hallazgo de un pecio romano a 70 metros de profundidad, "la embarcación de época clásica mejor conservada de Balears y, muy probablemente, una de las mejor conservadas del Mediterráneo occidental". Así lo afirman los responsables de la inspección arqueólogica desarrollada el pasado mes de octubre, "un desafío nunca antes realizado en España", subrayan, cuyos resultados se presentaron ayer en el edificio de la Misericòrdia.

Tras analizar las características del yacimiento y evaluar los estados de conservación de los restos, se ha constatado que se trata de una embarcación romana del bajo imperio, hundida en torno al siglo III-IV d.C, por causas aún desconocidas, que descansa sobre un fondo de arena a poco más de 70 metros de profundidad.

Procedente del norte de África

El pecio presenta una forma de planta ovalada de unos 15 metros de longitud por 10 de ancho, con una carga de unas 1.000 a 2.000 ánforas del norte de África y del sur de lo que hoy es Portugal, que se utilizaban para transportar salsas de pescado, un condimento muy utilizado en la antigua Roma.

El estado de presentación del yacimiento es "excepcional, ya que aún se conserva buena parte de la carga colocada en la posición original. Muy posiblemente también se conservan restos de la madera de la embarcación debajo de las ánforas", aseguran los arqueólogos.

La localización del pecio se efectuó de manera fortuita, gracias a Jaume Ferrer, un patrón que dio "la voz de alarma" tras remitir unas imágenes registradas por un ROV (vehículo submarino no tripulado) a los arqueólogos subacuáticos Sebastià Munar y Javier Rodríguez Pandozi, del Institut Balear d'Estudis en Arqueologia Marítima.

Ante el riesgo elevado de expolio, el Consell encargó a esta pareja de arqueólogos una actuación de urgencia para documentar y valorar el estado de conservación de los restos del pecio. Una intervención que fue financiada por el Consell y el Parc Nacional de Cabrera.

La actuación se desarrolló en solo 48 horas, entre el 18 y 19 de octubre. Además de los citados arqueólogos participaron Enrique Aragón, dos buceadores técnicos (Jordi Chias y José María Alberdi) y el patrón Jaume Ferrer. También colaboró la empresa Transmediterránea y el centro de buceo Isurus.

Acceder al pecio no fue fácil. Se hicieron tres inmersiones técnicas con circuito de respiración cerrado, que permitieron aumentar el tiempo de buceo hasta los 40 minutos. Al mismo tiempo se tomaron unas 2.000 fotografías de alta resolución de todo el yacimiento que han permitido crear una planimetría general de la nave.

El barco ha sido bautizado con el nombre de Cabrera XIV, número que hace referencia a los pecios hallados desde la década de los 60 en Cabrera. El Consell estudia con la colaboración de los GEAS y la Armada medidas de control y vigilancia para evitar su destrucción.