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Alba Mayans: "Me da pena que haya gente que consiga cosas por guapa"

Alba Mayans Roselló (Palma, 1994) es hija de formenterense y menorquina, estudia último curso de filología inglesa en la Universitat...

Alba Mayans, modelo de éxito que quiere dedicarse a otra cosa.

-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: “¿Es la más bella del lugar?”

-Ni mucho menos, ésa es Amber Rose. Me considero guapa, pero para hacer anuncios también has de tener carisma, gracia y saberte desenvolver delante de una cámara. Se le da demasiada importancia al físico, tengo cosas mejores que mi cara y mi cuerpo.

-¿Alquila su belleza?

-Sí, por qué hemos de mentir. No sé si me pagan la belleza, pero me dan unos derechos de imagen. No me avergüenzo de nada. Me da pena que haya gente que consiga cosas por guapa, pero me aprovecho de ello. Habrá otras cosas que no podré hacer.

-¿Qué le sucede a la ropa cuando la viste usted?

-Que adopta mi forma. Visto la talla 34, no hago régimen ni deporte. Me envidian que coma de todo y no engorde, pero porque se fijan en lo que no deben.

-En su trabajo, las mujeres ganan más que los hombres.

-No me muevo en ese nivel, pero es una de las pocas profesiones en que no se ve tanto la diferencia. Eso sí, el papel de la mujer en la moda también es de sumisión. Las campañas muestran a una chica con cuatro tíos que la agarran, aunque ella cobre más. Eres un objeto, un perchero, un florero. En todos los catálogos ves hoy mujeres de cara triste que miran hacia el suelo.

-¿En cuántas redes sociales se difunde?

-En Instagram y Facebook. Podría poner fotos de cada casting y de cada trabajo, pero no me gusta verlo de otras personas, por lo que tampoco lo colgaré yo. Todos tenemos el momento postureo, pero no es mi dinámica. No poso preciosa, sino haciendo el pardal.

-¿Qué espera de la filología inglesa?

-Empecé periodismo. Me cambié en primero, porque en las charlas de directores de medios nos decían que era un trabajo demasiado esclavo, sin tiempo libre. No quiero vivir para trabajar, no me veía sacrificando mi vida.

-¿Shakespeare o Cervantes?

-Para mí, Shakespeare, este año tendré una asignatura entera dedicada a él. Me vuelve loca la poesía de Salinas, pero disfruto más de leer en inglés.

-¿Sabe la noche anterior cómo vestirá al día siguiente?

-Mira cómo voy, diez minutos. Visto muy sencilla, estoy maquillada porque vengo de un rodaje. Nunca me verás con vestido o falda en invierno. La ropa no se escoge para lucirse, sino por su utilidad. Cumple una función.

-Su voz es distinta de su cuerpo.

-Mi cabeza es muy distinta de mi cuerpo, me da rabia que solo se fijen desde fuera. Tengo voz aguda, de pito, qué le voy a hacer. Podría ser peor.

-La veo en la línea Carla Bruni.

-Diferentes personas me dicen que me parezco a Malú, que no me gusta nada. Prefiero a Carla Bruni, pero mi idea es acabar con esto pronto. Cuando dices “soy modelo”, se llevan una imagen que no te corresponde. Te lo pasas muy bien, te tratan muy bien y puedes compatibilizarlo con los estudios porque son días espaciados, pero la carrera es lo primero.

-A Claudia Schiffer la descubrieron en Mallorca.

-Nunca lo he pensado, porque modelo no es mi trabajo ideal. Otras cosas son incompatibles con la vida de top model. Me gusta escribir o viajar siendo anónima.

-Usted es de gatos y perros a la vez.

-Antes decía que no era de gatos, pero no lo eres hasta que no tienes uno. A su manera, son más cariñosos. Siempre he sido de perros, pero tengo mi parte introvertida.

-¿Posaría para Victoria’s Secret?

-Es una marca muy conocida, poca gente diría que no. Pero tampoco un sí rotundo, porque cuentan que por detrás te has de pasar los últimos cinco días tomando solo batidos y con un régimen de gimnasio brutal.

-Pensaba que dudaría por posar en lencería.

-En las playas te ven más si haces top less.

-Vayamos con su artículo ‘Theory and Research in Mass Communication’.

-He de resetearme, no me cabe en la cabeza todo lo que he hecho.

-Actuar son palabras mayores, salvo que sea cine español.

-De niña, quería ser actriz y estudiar Arte Dramático en Barcelona. A los 17 años me entró pánico escénico. La psicóloga dijo que era por la muerte de mi abuelo. Se me pasó.

-La belleza se marchita, la inteligencia también.

-¿Crees? La belleza se deteriora sí o sí, excepto que te hagas ochenta operaciones, pero hay personas de noventa años que están muy bien de cabeza.

-¿Prefiere ser inteligente o bella?

-Me lo han preguntado antes. Yo, inteligente, al final es más atractivo y entretenido. Después de diez minutos, ¿qué hago con mi físico? La inteligencia te da más posibilidades que el cuerpo. Claro que el cuerpo produce tu inteligencia.

-¿Qué se llevará en 2017?

-¿Sabes cuál es el problema? Que me da igual. No sigo la moda, soy práctica, llevo jerseis de mi abuela.

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