Mallorca ha sido epicentro de los engaños, pufos e impagos del padre de Nadia Nerea, ahora enviado por el juez a prisión provisional sin fianza por la presunta estafa que cometió junto a su esposa, la mallorquina Marga Garau, a costa de la enfermedad de la menor. El legado de Fernando Blanco en la isla, donde residió entre 2005 y 2013, se reduce a un extenso historial de mentiras y deudas, además de ser la etapa en la que explotaron con mayor eficacia la compasión de la sociedad balear para hacer caja. Según la justicia, el engorde solidario de las arcas de la familia (cerca de 600.000 euros) lo habrían invertido los padres, ahora sin la patria potestad sobre la niña, para su uso y disfrute y no para los tratamientos de la pequeña, enferma de tricotiodistrofia. Nadia podría así volver a Mallorca en los próximos días pues su custodia ha quedado temporalmente en manos de su tía materna.

"A mí me dejó a deber cuatro meses del alquiler del local donde montó la tienda", expone a este diario Miquel Simonet, dueño del bar Can Miquel en Binissalem. "Dejó sin pagar dos mil euros y cuando me devolvió las llaves, hace unos cuatro años, y entré de nuevo, vi que lo había dejado sucio, con ropa dentro y muchos tapones de plástico amontonados [tapones que supuestamente usaba para la campaña solidaria]", comenta. Binissalem fue uno de los pueblos donde más activamente operó Blanco, pues estuvo residiendo en el municipio durante un tiempo, precisamente en casa de una hermana de su mujer para ahorrarse el alquiler. Luego se mudaron a Biniali, donde también dejaron deudas, según las últimas informaciones publicadas. En el pueblo vinícola, los padres llegaron a abrir un establecimiento propio, en la calle Anselm Turmeda número 5, donde vendían los objetos (muebles, ropa, libros...) que la gente les donaba para tratar a la niña en Houston, "o eso era lo que él contaba", comenta una vecina que prefiere permanecer en el anonimato.

"Ha manipulado a todo el pueblo. Engañados como yo hay mucha gente", lamenta esta binissalemera que trabajó durante un verano con Fernando Blanco en los eventos solidarios organizados en pro de su hija. "Me pagaba cuando él podía y yo no decía nada por la niña, porque pensaba que lo estaban pasando económicamente mal por la enfermedad. Me callaba cuando a mí tampoco me sobraba el dinero. Cuando dejé de trabajar con él, me dejó a deber cien euros. Se los reclamé unas cuantas veces y, al final, le dije, no pasa nada, quédatelos, para la hucha de Nadia", relata. "Me desvinculé bastante deprisa de Fernando porque me di cuenta de que no era trigo limpio", continúa. "Es un vendedor de motos, le darían el Premio Nobel al mejor comerciante. Fue comercial de coca-cola y también trabajaba en Vins Nadal, vendiendo el producto. Decía también que tenía capital invertido en esa bodega y que tenía que malvenderlo por el tema de la niña", señala. "Ha desangrado al pueblo entero. El Ayuntamiento también se volcó. En la rectoría llegó a hacer una exposición con las aportaciones de la gente para la causa de Nadia y vendió muchísimas cosas", asegura.

El dueño de la bodega de Binissalem desveló a este diario que Fernando Blanco había trabajado entre 2006 y 2007 en la empresa. "Estaba contratado para tareas de mantenimiento", aclara, "no era accionista". "Estuvo medio año y se marchó por su cuenta", apunta. "Lo que debo decir es que nunca tocó ni se llevó nada de aquí y que no quedó mal conmigo. A veces nos pedía ayuda para los eventos que hacía para su hija y nosotros colaborábamos con botellas", explica.

Otro vecino de Santa María que frecuentaba el bar de Antonia Garau, una hermana de Marga, recuerda que Fernando Blanco "iba cada día con un coche diferente". "Eran coches de alta gama, no te sé decir las marcas, pero le he visto con todoterrenos y berlinas grandes", comenta. "Él decía que se los dejaban para llevar a la niña", señala. Otros vecinos apuntan que Blanco justificaba ese desfile de vehículos, entre ellos un Alfa Romeo con el que apareció poco después de celebrar un mercadillo solidario, alegando que eran regalos destinados a la venta para "sacar dinero para la pequeña". El caso es que los padres de Nadia tuvieron problemas con sus coches. Tanto es así que la madre tiene una diligencia de embargo de vehículos registrada en 2015 en el Boletín Oficial de les Illes Balears y otra por cuentas abiertas en entidades de crédito. De la época de Mallorca son también los antecedentes policiales de Blanco por una presunta estafa en la compraventa de un coche, aunque no consta que fuera penalizado. Lo que sí le valió una condena de cuatro años y diez meses de cárcel -cumplidos en la prisión de la isla- fue la estafa de 120.000 euros a la empresa Cobega, donde trabajó como delegado en Menorca. Los magistrados de la Audiencia Provincial de Palma consideraron probado que Blanco fue suministrando productos de la empresa a espaldas y sin conocimiento de ésta quedándose para sí lo que que cobraba.

Vida acomodada

A pesar de que los padres de Nadia siempre decían que no les quedaba dinero y que su situación era precaria, "pienso que no llevaban una vida de personas con problemas económicos", asegura un vecino de Santa María. "Me llamaba la atención porque en el bar pagaba rondas a la gente", agrega. Otros residentes incluso le recuerdan bebiendo buenos cavas y vinos caros con el desayuno.

Fue también en Binissalem donde Fernando Blanco acabó mal con el entrenador del club de tenis local, Miquel Àngel Lladó, y donde exhibió su avaricia. "Montamos un torneo solidario para la niña", relata. "Para no tocar directamente dinero, pusimos en el póster del evento un número de cuenta que nos proporcionó el padre para que la gente hiciera el ingreso del donativo", indica. "Nosotros pusimos el tiempo, la pista y los trofeos", detalla. Después de todo el esfuerzo realizado por el club, Fernando se mostró desagradecido con Lladó. "Me afeó que sólo habíamos recaudado unos 500 euros", recuerda. El desagravio alcanza mayores dimensiones cuando el entrenador relata que fue él mismo quien puso en contacto a la familia de Nadia con el tenista Rafa Nadal y su tío Toni Nadal, quienes acabaron apoyando también la causa de la pequeña. Fue también a finales de 2010 cuando Blanco consiguió que el campeón de motociclismo Jorge Lorenzo o el futbolista Miguel Ángel Moyà cedieran objetos para subastarlos a fin de recaudar fondos.

Huchas, mercadillos, calendarios solidarios, asociaciones, escuelas, músicos o hasta el RCD Mallorca. Todo el mundo en la isla se volcó con la pequeña y sus padres. Fue el caso también de un club ciclista de Sencelles, que ahora reclama 1.200 euros a la familia por la marcha solidaria que organizaron en 2013. Otras asociaciones mallorquinas también estudian pedir la devolución de las donaciones. Es el caso del Club Rotary de Inca, que celebró unas matances solidarias en Son Cos de Marratxí. "Recaudamos en torno a tres mil euros, que fueron íntegros para la asociación de Nadia", aseguran.