"He conquistado a mucha gente, porque me gusta conquistar. Nunca me han seducido, siempre he seducido yo". La milanesa Mietta Leoni, con el porte de las grandes actrices italianas, derramaba su voz en cascada en el ambiente umbrío de la Casa Gallega. Tenía entonces 48 años, todas las miradas se habían girado a su paso. "Estoy en la etapa más importante del hombre y la mujer, la que llega tras cumplir los cuarenta. Lo dice Oriana Fallaci, que para mí es la Biblia".

Leoni ha fallecido antes de cumplir los setenta, víctima de una leucemia. Fue pionera de los contactos sociales y de pareja que hoy multiplica internet. A través de su empresa Interlace, adquirió popularidad en toda España desde su base en el casco antiguo palmesano. No temía ninguna pregunta.

-La Celestina milanesa, la llamaban.

-De celestina, nada. He llevado a la respetabilidad una profesión muy difícil, con un tema tan tabú como el de las personas que quieren conocerse y relacionarse.

Ahora que ya nadie mantiene relaciones sin red social, cabe recordar que el contacto intermediado conllevaba un estigma solo unos años atrás. Leoni cultivaba la ambigüedad. "En cuanto al sexo, mis socios no son niños ni retrasados mentales. Después de conocerse, pueden hacer lo que quieran". Y la carcajada de colofón sacudía las bóvedas del restaurante.

Leoni aterriza en Mallorca desde Ibiza, donde se la consideró una digna sucesora de la princesa Smilja Mihailovich. "Tengo armas distintas. La conocí en los setenta y mantuve con ella una relación de amor/odio". La creadora de Interlace prefería ser equiparada a Madame Pompadour antes que a Madame Claude, "me acerco más a la primera". Le preocupaba exponer alguna idea que no fuera contracorriente. "La infidelidad es necesaria para comparar. Es una medida muy dura y muy cruel para comprobar si sigues amando a tu pareja".

Leoni es la madre de la socialite Fiona Ferrer, pero no reposaba su labor agitadora ni para describir la maternidad. "Les compro los preservativos a mis hijos. Nuestra obligación como padres es informarles y hablarles con una claridad brutal". Impuso más que facilitó la emancipación de sus vástagos. Mantuvo ingenio y figura hasta el final. "A muchos de mis amantes les gustaría que sus mujeres actuales se me parecieran". Mietta Leoni interpretó el placer sin sordidez.