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Alimentación

Baby-Led weaning, bebés sin dientes que comen sólido

Los pediatras no recomiendan realizar el método hasta los 8 meses - Se les da alimentos de fácil masticado y de gran tamaño, que también comen sus padres, y se evita el azúcar. El dulce puede provocar adicciones y dificulta la introducción de buenos alimentos como la fruta y la verdura

Baby-Led weaning, bebés sin dientes que comen sólido

El Baby-led weaning (BLW) o "introducción de la alimentación complementaria guiada por el bebé" es un método de nutrición para infantes que desde hace ya un tiempo se está extendiendo y ganando popularidad entre los padres de todo el mundo. Esta alternativa a la cuchara, recomendada por muchos pediatras y desde la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), consiste en que el niño adopte la comida sólida directamente después de la lactancia en base a sus necesidades, y pueda elegir qué y cuánto comer sin necesidad de tener dientes.

Según la AEPap, lo ideal es dar de comer a los bebés alimentos de fácil masticado que también coman sus padres, de esta manera, al ver que comen lo mismo, son menos propensos a tener problemas de aceptación de sabores y la transición de la leche a la comida sólida se hace de un modo natural. El doctor Sergio Verd, del ambulatorio de la Vileta y el Hospital de Llevant, apunta que no hay nada de malo en llevar a cabo este método a partir de los 8 meses de edad "cuando pueden estar sentados a la mesa y tienen un manejo de dedos bastante fino, pero a los cinco meses es demasiado pronto. Es un método muy típico de Escandinavia, en los países nórdicos siempre se ha tenido esa confianza en los niños". El doctor Paulino López, pediatra en la Policlínica Juaneda Miramar, también está de acuerdo en que este método tampoco debería llevarse a cabo a tan pronta edad. "Me cuesta creer que un niño de cinco meses pueda alimentarse bien comiendo trocitos, aunque también es cierto que el hambre agudiza el ingenio", señala.

Otra de las recomendaciones del BLW es empezar con trozos grandes, un poco mayores al tamaño de su mano, para que el bebé lo vaya chupando y roendo hasta comérselo. Los alimentos idóneos para este tipo de alimentación son la fruta madura, el brócoli hervido, el pescado, la zanahoria hervida, la patata, arroz o los garbanzos. El doctor Verd apunta que es importante que el bebé siga tomando leche materna hasta el primer año aproximadamente y que no deben comer productos con azúcar añadido. "Con el azúcar natural de boniato o de la fruta no hay ningún problema, pero el que un fabricante ha metido a los alimentos no es bueno. La avidez por el azúcar y la posibilidad de adicción es enorme, si se come desde pequeño la variedad en la alimentación se estropea porque ya solo quieren eso", asegura.

Este método, a pesar de las ventajas que presentan desde el AEPap, despierta cierto recelo y desconfianza por parte de los padres, que creen que sus hijos podrían atragantarse con la comida, aunque los pediatras afirman que es poco probable. El doctor Verd apunta que "es muy peligroso que coman alimentos pequeños como almendras o aceitunas, aunque "cuando tienen habilidad para agarrar cosas con las manos tienen un instinto y se defienden bien con lo que agarran". Por otro lado, el doctor López advierte de la peligrosidad de los alimentos duros, "como un trozo de pan muy seco, carne dura o frutos secos como almendras o nueces", y no los recomienda hasta los primeros 2 o 3 años del niño.

Otro de los principales miedos a esta alimentación es el hecho de tener que masticar sin dientes. A esto, Verd aclara que no hay consecuencias negativas, "que tengan dientes o no es secundario, casi todos los niños llegan a comer un trozo de sólido bien antes de los tres años, con dientes o sin".

Una de las ventajas que propone el BLW, es que los bebés aceptan mejor los alimentos sólidos que las papillas, ya que tienden a comer aquello que ven comer a los adultos. También remarca el hecho de que comen a demanda, es decir, solo ingieren las cantidades que sus cuerpos necesitan. A esta afirmación, el doctor López responde contrariamente, "comerán menos, evidentemente un plato de verdura triturada no va a ser igual que chupar una patata o una zanahoria, yo creo que comen menos". Aun así, Verd señala que un recién nacido tiene un instinto muy potente para comer lo que necesita, "nadie en este mundo sabe mejor que ese bebé lo que tiene que comer, come con precisión lo que necesita, porque es muy importante para él. A medida que uno crece, eso es menos importante".

Según el BLW, los niños que comen papillas y triturados acaban acostumbrándose a ellos, lo que puede dificultar la introducción de los alimentos sólidos en su dieta, sin embargo, el doctor Verd aclara que hasta ahora la mayoría de niños que ha visto han empezado con papillas, y que son muy pocos a los que luego les costó masticar. "La tendencia de un bebé a madurar y crecer es una de esas flechas imparables, es como aprender a caminar", y añade que "si se les da algo muy dulce para empezar, como los cereales, después cuesta darles buenos alimentos como la fruta y la verdura", remarca.

Las características que debe tener un niño para empezar a comer alimentos sólidos sin problema se resumen en un buen dominio del tronco, el cuello, la cabeza, y el seguimiento de las manos con la vista. El doctor López asegura que con este tipo de alimentación debe realizarse un seguimiento más estricto para detectar cualquier déficit que pudiera padecer el bebé y recomienda una alimentación más tradicional.

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