"Omisión de socorro. Todos debemos pensar en cómo nos habríamos sentido si ante esa situación de peligro estuviésemos desprotegidos. Puro miedo. Puro pánico. Por favor: que no se repita esa falta de interés", rogaba un lector que como la mayoría se enfurecía ante el caso de Lucía Patrascu, asesinada por su marido en el Port de Pollença. La mujer de 47 años había acudido unas horas antes al cuartel del instituto armado para denunciar a su agresor y explicar que tenía miedo de él, pero los dos guardias concluyeron que se trataba de un caso civil, de divorcio. Ahora la juez los cita como investigados por omisión del deber de perseguir delitos.

"Profesionales como éstos echan por tierra el esfuerzo que tantos otros hacemos diariamente. Hay que apartarlos del cargo hasta que se sensibilicen, se informe y formen debidamente (además de responder ante la justicia por la falta cometida)", compartía su opinión alguien desde dentro.

"Es penoso que no ayuden a las mujeres y lo sé por experiencia propia. Dan vergüenza y desgraciadamente no les pasará nada", decía una lectora. "Una vez más el sistema ha fallado", concluían otros.

Pero si algo indignó a los lectores esta semana fueron los dos incendios forestales en el área natural de sa Canova, en menos de 24 horas. "26 hectáreas de ese bello paisaje quemadas. ¡Vaya desastre y qué pena!". "¿Hasta cuándo consentiremos esto? ¿Por qué?", se preguntaba un internauta, mientras otro sugería que la solución pasa por cambiar las leyes: "Suelo quemado no urbanizable. Seguro que habría la mitad de fuegos menos".

También en la plana de sucesos, el irlandés asesinado en Costa de la Calma de cuatro disparos por la espalda, desató todas las alarmas.

"Menuda calma", "ni sé dónde vamos a llegar", "cómo está el patio, madre mía", se estremecían por el crimen que pudo ser un ajuste de cuentas entre dos bandas enfrentadas, en el que confundieron a la víctima que no tendría ninguna conexión con estos clanes mafiosos.