El Castell de Bellver de Palma acogió el pasado jueves la Noche de Perseidas, organizada por el Institut Mallorquí de Ciències de l´Espai (IMCE). Fue la primera vez que el monumento abrió sus puertas para disfrutar de la lluvia de estrellas más famosa del verano. Pese a ello, las negras nubes fueron las protagonistas de la noche, pues ocultaron las lágrimas de San Lorenzo. Aunque se esperaban unos 200 meteoros por hora, una lluvia más intensa que años anteriores, la complicada situación meteorológica y la contaminación lumínica hicieron casi imposible su observación. Por este motivo, acudieron al recinto alrededor de unas 200 personas, un centenar menos de las que estaban previstas.

El castillo circular más antiguo de Europa fue el escenario perfecto para contemplar el cielo. En el gran patio central se impartieron dos cursos teóricos sobre astronomía. En primer lugar, el presidente del IMCE, Lluc Mas, explicó a las personas curiosas cómo identificar las constelaciones. "He descubierto que ya conocía dos constelaciones; las veía dibujadas en el cielo pero no sabía su nombre", confesó ilusionada Eglyne Velásquez, una de las asistentes. Acto seguido, los científicos de la institución dieron a conocer a su público el origen de las Perseidas y su historia mitológica. "Estas explicaciones tan interesantes y a la vez sencillas te dan la posibilidad de conocer el cielo", explicó María José Inzinitias.

Al mal tiempo buena cara

La lluvia empezó a caer a las 21.00 horas y algunos decidieron volver a casa. Pero más de un centenar de personas no quisieron perder la oportunidad de pedir un deseo, esperando ansiosos las estrellas fugaces. A las 23.00 horas las nubes empezaron a desaparecer y la esperanza de la gente cogió fuerza. Los dos telescopios que encuadraban la Luna despertaron la curiosidad del público, que no dudó en mirar de cerca a este precioso satélite que gira a nuestro alrededor.

La primera lágrima de San Lorenzo cayó un poco antes de medianoche, entre los gritos de sorpresa y euforia de la gente. Aunque no se pudo observar la gran cantidad de meteoros que se esperaba, al menos una decena de Perseidas pasaron ante los ojos de los que estaban en Bellver.

A pesar de todos los inconvenientes, la actividad tuvo mucha participación. Por eso, "ya se quedará instalada aquí cada año", confesó Antoni Mir, gestor cultural y secretario del IMCE.