Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La 'playlist' de Mallorca

Un escenario imbatible para acaramelarse

El gran maestro italiano Marino Marini relató en 'Amore a Palma de Mallorca' su dicha por vivir una pasión memorable en un lugar de ensueño como la capital balear en el fervor del estío

El cantante Marino Marini.

Amor en el paraíso. Hete aquí un cóctel más infalible que el Papa. Una fórmula bastante más certera que las usadas por las empresas demoscópicas. Porque es juntarse ambos ingredientes y ponerse a trabajar las musas. Si a alguien le funcionó la receta fue al cantante italiano Marino Marini, que no la patentó, pero alcanzó la gloria en suelo isleño -entre muchos otros lugares del globo- gracias a ella. Y es que... ¿a alquien le apetece vivir una tórrida pasión en la estepa siberiana?

El maestro toscano pisó la isla, y cual Stendhal por Florencia, quedó cautivado por todo lo que vio y vivió, hasta el punto que se vio impelido a musicar su romance isleño para dar una salida a un placer mental excesivo.

El resultado de tan terapéutico ejercicio fue Amore en Palma de Mallorca (1961), una joyita de tintes mediterráneos, que con más concisión que un haiku describe las tribulaciones de un pobre incauto alcanzado por las flechas de Cupido en la capital balear? en plena canícula.

El autor pregona ufano su embeleso, maravillado y conmovido ante el descubrimiento del desenfreno emocional por antonomasia, como quien divide el átomo por vez primera. Y de paso, todo hay que decirlo, promociona Palma. Una composición con toques napolitanos, de estilo pausado, tan elegante como Coco Chanel y más romántica que Los puentes de Madison.

Pero el hechizo fue recíproco. No solo Mallorca dejó huella en el artista. También el artista creó escuela en la isla, dejando influencias a numerosos artistas, desde Walter Klein a Whisky Facile.

Marini, un visitante fiel de la isla allá por los sesenta, arrasó en Tito's en agosto de 1961, donde se vio incluso obligado a prorrogar sus actuaciones, tal y como explica el historiador Tomeu Canyelles en su tesis Nous estils musicals i canvis socials a Mallorca (1960-1975).

"3.000 personas han bailado en Tito's a MM. 3.000 se quedaron sin bailar. Por eso MM vuelve a Tito's", se leía en el anuncio publicitario, según recoge Canyelles.

Avanzado a su tiempo, el coloso de la canción napolitana lo tuvo claro desde el primer momento. El emblemático diario británico The Times ya escogió Palma el pasado año la mejor ciudad del mundo para vivir. Pero, varias décadas antes, Marini ya la vislumbró como la urbe perfecta para sucumbir al titán de los sentimientos, como el mejor lugar para lucir idilio. Y es que con esa catedral y el mar de fondo, da gusto acaramelarse.

Se spunta il sole il sole il sole a Palma de Mallorca

Sono felice felice si tu sei qui con me

Es tanto azzurro il mar, es tanto bello amare

Rami de fiori profumi colori que fan nos delirar

¿Pero quién necesita París cuando se tiene a mano el Mediterráneo? Aquí estoy, pasándolo fetén, parece decir el italiano, engatusado hasta la médula en un lugar de ensueño junto a una moza divina. Un panorama arrebatador con el embrujo por duplicado: por la deslumbrante nena y la idílica capital. Ojo cuidado, se lee entre líneas, que estoy viviendo algo grande.

Oh com è bello il sole il sole a Palma di Mallorca

I io te stringo te stringo te stringo te stringo forte al cuore

I parlero d'amore ni parlerai d'amore

Illuminati del sole del sole di Palma de Mallorca

Afortunadamente, Marini no visitó la isla en pleno azote del cambio climático, o no hubiera sido tan generoso en sus calificativos al astro rey. Y consumado el chute sensorial, enamorado del amor, el italiano rebosa de júbilo y sublima todo lo que se cuece en su corazón, haciendo honor a la etiqueta de apasionados que se suele colgar a los nativos de Italia. En un estado de euforia, el autor alardea de pulsiones y se entrega al ritual de prometer el oro y el moro a su amada. Y todo este delirio pasional en un marco incomparable, la pequeña gran Ciutat, un escenario imbatible para entregarse a los arrumacos.

Compartir el artículo

stats