Al César lo que es del César y a Cati Pericás su faldón. Honores para la Presidenta tras la guasa, a modo de petición, cuando tras el festival de Sant Jaume se reclamase un faldón para su palco con el fin de preservar su intimidad.

La Presidenta fue fiel a su estilo. Elegante y amabilísima estuvo desprendida para con los novilleros actuantes. No passa res, Cati.

Ojo, no se confundan éstos. Los trofeos paseados ayer no debieran llevarles a equívocos en el camino del aprendizaje.

Si de caminos se trata, errado rumbo conduce el elegido por la empresa. La Asociación Alcúdia Taurina ha creado escuela. Escuela en cuanto al nefasto ejemplo a seguir en lo que a organización de espectáculos taurinos se refiere. La gestión, estructura, planificación y presentación del ganado de 'lo' de ayer, ha superado con creces lo hasta ahora llevado a cabo. Qué barbaridad. Qué manera tan insultante de hacer las cosas. Tras más de seis injustificados lustros al mando del coso podría decirse que no han aprendido nada. Nada bueno. Que su patrón, Sant Jaume, les conceda la absolución antes de descender a los infiernos como consecuencia de su funesta labor empresarial. El taurino ni asoma el hocico por Alcúdia desde hace años.

Y ahora que vengan a dictar lecciones de moralidad. Que vengan con aquello de que el antitaurinismo fluye entre los que tienen como cometido relatar lo acontecido. Que vengan, que se les recordará todo lo que en el tintero se queda tras cada bochornosa función. Que vengan, pero antes que se den una vuelta por su Ajuntament y aprendan algo de ética, humildad y saber estar de su alcalde Antoni Mir. Y después que vengan.

Cuatros toreros, ocho novillos

Lo embarcado para Alcúdia por el yernísimo Daniel Ruiz Yagüe, tiene guasa también. De los siete lidiados sólo el colorado sexto se salvó de la quema por su nobleza. Erales con hechuras de añojos excepto el primero. Destartalados de pitones y embestidas descompuestas. Chicos para tan avezados espadas. Que lo de ayer, con esos kilitos, rodase por los suelos estrepitósamente es para hacérselo mirar en un ganadero de semejante calibre.

Vaya por delante el cariño que se le profesa a Gabriel Pericás. Teniendo en cuenta que le bloquearon su debut con caballos y que debió haber sido incluido, por derecho, en el cartel inicial de esta novillada como consecuencia de su triunfo el pasado año, mendigar lo de ayer no es de recibo por muy novillero modesto que se precie. El orgullo en los despachos es también orgullo torero, Gabriel. Lo de pordiosear un sobrero sin tenerlas todas consigo, no ha lugar. No sacia el hambre.

Completaban el cartel inicial Jaime Casas, que cortó una oreja. Álvaro Martín, que paseó tres; y Daniel de la Fuente, que cortó dos. Los cuatro demostraron sobradas aptitudes para escalar peldaños. Anduvieron desahogados con el material del que dispusieron, de ahí que, en ocasiones, careciesen de emoción ciertas fases de las faenas muleteriles. Todos rivalizaron en quites y fueron breves, aunque desiguales, a la hora de manejar los aceros.