No hay mejor campaña publicitaria que el boca a boca. Nada de prohibitivos fichajes de estrellas de cine o el deporte para vender las excelencias de un producto cuando podemos tener al consumidor alabando sus bondades en las redes sin ningún ánimo de lucro. Claro que esto está ahora a la orden del día. En los sesenta eran incipientes esos sesudos expertos en marketing que se estrujaban las meninges para concebir formas de publicitar a coste cero.
Por eso la entrañable Me lo dijo Pérez, de Alberto Cortez, (1965) es toda una precursora de la promoción por recomendación, un rudimentario embrión del Tripadvisor. La letra de Cortez ponía los cimientos a una forma de difusión que hoy se nos antoja tan normal como una perogrullada de Rajoy: la subliminal propaganda turística haciendo alarde del propio periplo estival. Tendríamos que esperar algunas décadas para que la tecnología se aliara con el viajero y permitiera aconsejar y dar envidia a escala planetaria, con las fotos del lugar incluidas.
Que había otra manera de vender las bellezas de la isla sin necesidad de rascarse el bolsillo lo demuestra esta panegírica tonada que descubría los encantos de Mallorca. Justo el mismo año del primer concierto de los Beatles en España el cantautor argentino alumbraba esta canción que también hicieron suya tanto Karina como Los tres sudamericanos. La cantante de El baúl de los recuerdos compitió con ella en la II edición del Festival Internacional de la Canción de Mallorca y, aunque quedó segunda, el hit, con ese ritmo más animado que la versión merengue del himno del PP, fue un exitazo estival que copó los números uno en las listas de popularidad.
Un tema demás, en el que "se ha querido ubicar el origen del género canción del verano", cuya letra "recoge el espíritu de la Mallorca más lúdica y festiva" , según expone el musicólogo Francesc Vicens en su libro Paradise of love o l'illa imaginada. Asimismo "tuvo un gran impacto estatal e internacional en los países de Latinoamérica", ya que el artista que la defendía era internacionalmente conocido, apunta.
La isla estaba de moda. Así que si uno lograba darse el lujazo de
disfrutar de unos días a remojo en las cristalinas aguas de sus playas paradisíacas y de desmelenarse en sus bulliciosos guateques lo suyo era jactarse a toda costa de tan satisfactoria vivencia.
Y así se espoleaba al interlocutor a visitar tan sublime lugar rebosante de macizas en arenales de ensueño en los que ligar bronce, en el que la cuchipanda no se acababa nunca. El combo ganador para arrasar como destino vacacional.
Me lo dijo Pérez, que estuvo
en Mallorca
Y vino encantado de todas
las cosas que vió por allí.
Me lo dijo Pérez, que estuvo
en Mallorca
Que allí la alegría, de noche
y de día nunca tiene fin.
Es la Mallorca donde las fiestas son un delirio incesante. La dichacharera capital estival del carpe diem, de la bacanal eterna y la tentación constante.
Si vieras me dijo
Que lindas chavalas
Que aman en la playa jugando
en el mar.
Parece que el agua las besa y les deja
Su tan mallorquino saborcito a sal
Revelador, Pérez. Conque ¿mallorquino [sic] saborcito a sal? Poniéndoselo en bandeja a los malpensados. Aunque una cosa está clara, las nativas le parecieron auténticas sílfides y quedó cautivado. Eso es generar reputación y no
lo de los SEO.
Y yo que me muero por
ir a Mallorca
Con eso de Pérez empiezo a pensar
En meter mis cosas, mis sueños y ritmos en una maleta y
largarme pa'lla
Me lo dijo Pérez, que estuvo
en Mallorca
Y vino encantado de todas las cosas que vió por allí.
Me lo dijo Pérez, que estuvo en Mallorca
Que en todo guateque se baila el merengue, la yenka y el son
El lugar perfecto para los picos pardos. Las mejores farras, las últimas tendencias musicales y ninfas turbadoras en las pistas de baile. Una orgía sensorial capaz de sanar al alexitímico.
Si vieras entonces
cómo las muchachas
mueven las caderas casi sin parar
Parece que el aire de todo Mallorca
Se mueve con ellas al mismo compás. [...]
Y yo que quisiera cantarles mi ritmo
Con eso de Pérez empiezo a pensar
En meterlas todas en una maleta subirme en un barco y largarme pa'lla
Por si no había quedado claro, insiste. Proliferan las tías buenas. Así, quién no se anima a hacer las maletas.
Y hoy es gracias a Pérez
Que voy pa Mallorca
El me ha convencido y me he decidido
Y aquí voy pa' Mallorca...
Con tan extática experiencia, está claro que el oyente queda, primero seducido y acto seguido captado, como demuestra el final de la canción. Consumado el reclamo, el mensaje ha calado. Publicistas del mundo, así se fabrica un turista.