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Crítica de toros

Primera 'matillada' en el Coliseo

Padilla y ´El Fandi´ se reparten cuatro orejas de una velada en la que Corchero se impuso ante la adversidad

Juan José Padilla, bandera pirata en mano, dando la vuelta al ruedo ayer noche en Palma b. ramon

Con algo más de media entrada se abrieron el jueves las puertas del Coliseo Balear para acoger en forma de corrida de toros inaugural la primera de las dos Matilladas programadas para el presente estío.

Se corrieron seis astados de Olga Jiménez y Hnos. Desigualmente presentados, carentes de transmisión excepto el astigordo primero que derribó al del castoreño tras un relance en el capote, y el cuarto, al que picaron en exceso, que fueron algo mejor que el resto del encierro.

Anécdota. Hacía su segundo paseíllo presidencial el Inspector Jefe Fernando Corchero quien además de estar acertado en todas y cada una de sus decisiones, permaneció impecablemente implacable ante una abroncada petición del segundo apéndice del cuarto para Padilla.

Ni los más viejos del lugar recuerdan desde hace décadas semejante insistente demanda, moquero en mano, minutos después del arrastre del cornúpeta.

El desagrado y la bronca monumental fueron consecuencia de que Corchero no claudicase ante las artimañas de los subalternos del espada de turno y frente a las triquiñuelas del personal del tiro de mulillas que, para más inri, fue advertido antes del inicio del espectáculo.

Sólo mentes retorcidas, impropias de cualquier digno aficionado que se precie, osarían pensar que actitudes y comportamientos como los del Presidente Corchero juegan en detrimento de la Fiesta.

Ciertas dolencias que sufre hoy en día la Tauromaquia en la isla son secuelas de desvergonzadas conductas por parte de determinados sectores del sistema.

Por cierto, Corchero ordenó abrir diversos expedientes sancionadores al respecto.

Resultado artístico. Ante el protestón primero, que iba largo, tomó ciertas precauciones Padilla sin llegar a acoplarse del todo en una despegada faena muleteril que inició rodilla en tierra tras haber pareado de manera desigual. Bajonazo tendido y oreja. Del cuarto sólo se recuerda el acertado y merecido brindis a ´Campanilla´ por su dedicación y difusión en pro de la Tauromaquia en Mallorca. Estocada trasera. Oreja. La mencionada atronadora petición del doble trofeo fue más consecuencia del cariño que la afición le profesa al pirata jerezano que por lo ejecutado durante la lidia. Fue aquí, tras la muerte del cuarto, donde el Presidente recordó como nunca a diestros y siniestros que Palma es plaza de segunda categoría y como tal le compete ser tratada. Salió a hombros. Padilla -claro está- y no Corchero.

´Paquirri´ debiera dejar de lado al menos por un cierto tiempo la dieta ´Matilla´ y apuntarse a la dieta ´Mediterránea´. No le vendría nada mal. Se le percibió carente de facultades.

Anduvo por el callejón más pendiente de las decisiones presidenciales hacia sus compañeros que de aplicarse en materia. Realizó dos insulsas faenas que precedieron a un mal uso de los aceros. Hasta ocho golpes de verduguillo precisó para acabar con el segundo. Pitos. Tras el quinto, que pasaportó de pinchazo, estocada caída y descabello, saludó desde el tercio.

En contra de lo que pudiera preverse, ´El Fandi´ fue quien se adjudicó, en cierto modo, las actitudes más formales y propias de un matador en cuanto a comportamiento torero se refiere.

Eso sí, tras explosionar en sus correspondientes tercios con los rehiletes, sus dos faenas de muleta decayeron soberanamente. Fue todo entrega y valor, con talante irreprochable y ansias de agradar en todo momento. No escatima esfuerzos. Lo mejor de su actuación, un vistoso quite por lopezinas al que cerraba plaza. Sin llegar a calar en los tendidos en ninguna de sus dos faenas, abrevió con la tizona y paseó una oreja de cada toro.

Lo de la actuación de la banda de música, merece capítulo aparte.

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