Que tomen nota, si creen que deben tomarla, los componentes de la empresa Asociación Alcúdia Taurina con respecto al resultado artístico y de público del festival celebrado ayer.

Cubrióse sólo la mitad del aforo. Que no busquen agentes externos como responsables de la decreciente asistencia de público que acusa el festival del patrón año tras año. La principal consecuencia de ello es la deplorable presentación del ganado con el que deleita a la afición el gran Sancho Dávila festival tras festival. Lo de ayer fueron auténticos becerrotes. Impresentables los tres primeros, felino el lidiado en tercer lugar e inválido el quinto. Descastado en su conjunto el sexteto.

A todo ello cabe sumar la sobrada generosidad presidencial que impregnó la siempre elegante y amabilísima Cati Pericás que mostró a los espadas actuantes algo más que los pañuelos debido a la ausencia de faldón en el palco presidencial, presionada una vez más, a la hora de conceder los trofeos, por parte del personal de plaza, debido a una arcaica actitud propia de la era de los cromañones. Del pueblo más recóndito de la España profunda retrasando la salida del tiro de mulillas infravalorando su propio coso y menospreciando a público y autoridades. Con menos mamoneo, otro gallo cantaría.

Festival de orejas

Nada menos que nueve orejas se vertieron del cubo de trofeos del que dispuso la Presidenta que no reflejan en absoluto el resultado artístico y mucho menos la seriedad y el respeto que nunca debiera perderse en una plaza de toros por parte de sus protagonistas por muy espectáculo menor que se precie. Algunas concesiones sin acertado criterio como las dos orejas del quinto a Curro Díaz que realizó una labor más propia de enfermero que de lidiador. O el segundo apéndice concedido a José Garrido tras estoquear a su primero de un sartenazo metisaca o el doble trofeo del que cerraba plaza concedido también a éste tras una horrorosa traserísima estocada, si bien justo es reconocer que fue precisamente Garrido quien dibujó los mejores lances de capa a sus dos oponentes y realizó el mejor toreo de la tarde con la franela junto a algunas tandas sueltas de Díaz.

Ah, por cierto, el Conde de Villafuente Bermeja el ganadero aún continúa pañuelo en mano solicitando en soledad el apéndice para Finito de Córdoba tras pasaportar al cuarto de la tarde con más pena que gloria. Un Finito que estuvo de todo menos fino. Ataviado como si recién llegado de un banquete de boda se tratara. Desganado en sus dos labores pasó por Alcúdia de puntillas. Paseó una oreja del que abrió plaza.

Curro Díaz fue todo elegancia. Se gusta y gusta. Cuatro orejas se llevó hacia linares.

Aunque hay quien pueda pensar lo contrario, entristece dejar significado que la nota positiva del festival fue la actuación de la banda de música 'Els Bergants'. Un grupo de jóvenes taurinos de actitud irreprochable que no escatiman pasodobles ni siquiera hasta cuando existe ausencia de lucimiento.

Son en su conjunto una apuesta segura ante el aburrimiento.