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Nuestras cervezas de autor, a la conquista del mundo

La riqueza de diferentes sabores de las nuevas birras deja en evidencia a la rígida - Ley de Pureza de Guillermo IV de Baviera

Nuestras cervezas de autor, a la conquista del mundo

La cerveza protagoniza una auténtica revolución para competir en el exquisito mundo gourmet con originales elaboraciones artesanales que actualizan sin el menor rubor la rígida fórmula decretada en 1516 por Guillermo IV de Baviera mediante la Ley de Pureza, la primera normativa de regulación alimentaria que exigía como únicos componentes de una buena birra el agua, la cebada malteada y el lúpulo. La cosa ha cambiado y la cerveza es hoy un líquido proteico con toques refrescantes, aromáticos e intensos, al gusto del consumidor universal que mira con un respeto sibarita la floreciente oferta de España, cuarto productor de cerveza en Europa y un país muy 'cool', sobre todo para los nórdicos.

En el refinado mercado sueco, donde el Estado tiene el monopolio de la venta de bebidas alcohólicas de más de 3,5 grados en sus tiendas de Systembolaget, los botellines y latas de San Miguel se venden entre una población exquisita que disfruta de cervezas sofisticadas y dispara el consumo en cuanto llega el buen tiempo. Siete de cada diez noruegos o suecos han probado esta marca española que nació en Manila en 1890 y creció desde 1953 en Cataluña para conquistar con su cereal malteado, el agua del río Segre y el lúpulo tabernas del mundo entero.

Han pasado 500 años desde aquella estricta ley guillermina y las cañas se reinventan para satisfacer los paladares más exigentes en terrazas, pubs y restaurantes. "La oferta es cada vez mayor y de mejor calidad", asegura en Estocolmo Jonathan Stordy, director de la unidad de negocio de Mahou-San Miguel, la marca española que más se vende en el extranjero y que tras aliarse con la cervecera estadounidense Founders pretende apuntalar su apuesta por la elaboración de las cotizadas cervezas artesanas de texturas densas, turbias y amargas que ni se filtran ni se pasteurizan.

La idea es elevar la excelencia de la birra al mismo nivel adquirido por el vino español en el mundo para ofrecer a los consumidores ávidos de nuevas sensaciones un amplio catálogo de 'lagers', las rubias que se sirven frías, y potenciar las 'ales' de fermentación alta, las negras y amargas 'stouts' y las malteadas y oscuras 'porters' fermentadas en barricas de roble y con toques aromáticos muy intensos para ensalzar una elaboración plena de sabores tan reclamados por el público como el café, el chocolate, la canela, los frutos rojos, la avena o la melaza. Mahou-San Miguel producirá a partir del próximo año Founders en su planta para ediciones especiales situada en Alovera (Guadalajara) y elabora ya Nómada, la cerveza artesanal que desde 2011 crean los emprendedores españoles Javier Aldea y Sami Claret, dos amigos que en 2013 fueron reconocidos como los mejores cerveceros 'craft' de España.

"Hoy en día no vale solo con hacer una bebida refrescante", reconoce Stordy, impresionado por el auge de la cerveza artesanal en Norteamérica, donde la mitad de los millennials, la generación nacida entre 1981 y 1995, no ha probado nunca una birra industrial.

"La revolución viene de Estados Unidos", afirma el directivo de esta cervecera española de 126 años, nacida en el barrio de San Miguel de Manila nueve años antes de que España perdiese su soberanía en Filipinas y que se ha abierto camino desde hace décadas en los pubs del Reino Unido, Guinea Ecuatorial, Italia, Alemania, Suecia, Noruega, Chile e India. La cervecera pone ahora su vista en el complicado mercado musulmán con una birra sin alcohol y certificado Halal, un título necesario para atraer a más de 1.600 millones de consumidores de todo el mundo, principalmente de Irán, los países del Golfo Pérsico y Nigeria. En la estrategia comercial de la compañía figura también el codiciado mercado chino.

En el apasionante mundo de la revolución cervecera lo que ahora manda es el sabor, revela Stordy en una de las tiendas de bebidas alcohólicas que gestiona el Estado sueco en Estocolmo. Es en los países nórdicos donde la oferta premium tiene más adeptos y es precisamente donde la cervecera española ofrece su catálogo más rico. "Este es un mercado pequeño pero estable y muy sofisticado", justifica el ejecutivo de la empresa española que realiza para Suecia versiones con menor graduación alcohólica de sus birras para que puedan venderse en los supermercados de este país en el que el Estado monopoliza la expedición de alcohol de más de 3,5 grados en sus tiendas de Systembolaget solo autorizadas para mayores de 20 años.

En esta apuesta por las cervezas de alta calidad, la marca española ha lanzado ya una colección de birras Casimiro Mahou para rendir homenaje al empresario que inspiró la fundación en 1890 de la empresa madrileña Mahou, fábrica de hielo y cerveza, en el mismo año que nació San Miguel, compañía a la que se unió en 2000 para convertirse en la empresa cervecera más importante de España.

En su estrategia de expansión y para poner el toque hispano en el mundo de esta milenaria bebida que el emperador Carlos I introdujo en España, Mahou-San Miguel logró introducir hace ya más de 30 años sus grifos en los pubs del Reino Unido, vender sus latas en la India y entrar en el mercado latinoamericano a través de Chile, donde la venta de cerveza artesanal crece imparablemente. En Estados Unidos da el do de pecho con Mahou y Alhambra e Italia brinda con las premium de San Miguel.

"Ya no sirve tomarse una caña sin más", reitera Stordy al ponderar las propiedades saludables de una bebida rica en nutrientes, con alto contenido de agua, escaso aporte calórico, eficaz en su versión artesanal para regenerar la flora intestinal y ayuda indispensable en las calurosas tardes de verano en las terrazas de España, donde solo durante el año pasado se comercializaron 3.538 millones de litros de cerveza.

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