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Mentalismo

Javier Luxor: "Cuando veo a los cuatro candidatos no sé si son actores o personas"

"La mente es un amo terrible pero un sirviente magnífico. Nuestra mente no deja de engañarnos"

Entrevista a Javier Luxor

Entrevista a Javier Luxor

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Entrevista a Javier Luxor G. Rodas Palma

-¿Cómo debo llamarle: mentalista, mago, ilusionista...?

-El mentalismo es una rama del ilusionismo, y el nombre de calle del ilusionismo es la magia. Hace 50 ó 60 años, el mentalismo empezó a incorporar otras técnicas que no tienen nada que ver con la magia, como son la comunicación no verbal, lenguaje corporal, persuasión o la sugestión, pero que lo complementan de forma abrumadora.

-Y que conectan con su público principal: el de las empresas.

-Así es, son técnicas que les vuelven locos. A quién no le gustaría poder utilizarlas para cerrar sus ventas o conocer cuándo alguien con sus gestos está diciendo otra cosa diferente a la que está hablando. El mentalista recurre a estas técnicas para entretener. Lo que hago es darle una vuelta más, además de presentar algo entretenido y sorprendente, lo que quiero es ayudar a la gente a entender ciertos conceptos que muchas veces nos cuentan de forma muy teórica en los libros. Persigo que sean más eficientes en sus negocios.

-¿Con qué tipo de empresas suele trabajar?

-La mayoría están relacionadas con temas de ventas, de márketing, financieros... Lo que yo hago son conferencias-espectáculo. Es entretenimiento pero también conferencia con contenido, algo único que muchos no han visto. Mi público suele replantearse muchas cosas de las que creía.

-¿Le seduce la idea de trabajar para un partido político?

-Nunca he trabajado con partidos políticos. No me interesan lo más mínimo. Sí me interesa la política.

-¿Cómo mentalizaría a los candidatos para alcanzar sus metas, la victoria en las urnas?

-Yo no hago milagros, sino magia. Depende de muchos factores, de muchos egos y de saber cambiar ciertos pensamientos antiguos. Todos los candidatos deberían modelar su mensaje.

-¿Vio el debate a cuatro?

-Un poquito.

-¿A qué candidato vio mentalmente mejor preparado?

-Los cuatro están mentalmente bien preparados y todos cumplen muy bien con su papel. Lo tienen clarísimo. Muchas veces no sé si estoy viendo un actor o una persona y es ahí donde la gente se echa para atrás. A veces se pasan y nos damos cuenta de que hay algo en ellos artificial, y eso no gusta. Un líder no puede ser un actor.

-¿Resulta más complicado ganarse al público corporativo?

-El público que va al teatro paga por la entrada un día en que ha decidido ir a verte. Me da su tiempo para que yo le ofrezca lo que le gusta. Su predisposición es fantástica. En cambio, el público corporativo normalmente no sabe que yo voy a aparecer, está con el chip del trabajo, y lógicamente cuesta más ganarse su confianza. Suelo pedirle que participe, que salga al escenario, que piense de otra manera... lo remuevo. Mi trabajo es coger a un público serio y llevarlo a un estado de niño. Al final la magia, el ilusionismo o como quieras llamarle, persigue eso: hacerle sentir a la persona como un niño, mostrarle lo imposible.

-¿Cómo se gana un campeonato de España e Iberoamérica de mentalismo?

-Nos presentamos poca gente a este tipo de competiciones. Los mentalistas somos pocos y menos los que nos animamos a competir entre nosotros. Para mí es un reto. A mí me interesa presentar algo a un público experto que verá algo nunca visto antes. En estos concursos solo puedes presentar algo novedoso, distinto. Cuando el jurado piensa que le has engañado, que es imposible lo que estás haciendo, significa que estás en el buen camino. He ganado campeonatos en España e Iberoamérica. El mundial se me resiste. No tengo tiempo para todo, así que lo he dejado. A los premios tampoco hay que darles tanta importancia. Lo mejor es el reconocimiento del público. Su aplauso, su felicitación final, me resulta mucho más gratificante que cualquier premio.

-¿Cuál es el truco para conectar con el espectador?

-Hay que generar empatía, lograr que la gente esté a gusto contigo, conseguir que entiendan que merece la pena participar y que disfrutarán más que el que se queda sentado. Y que soy una persona en la que se puede confiar. Jugar es aprender al cubo.

-¿Nuestra mente siempre tiene razón?

-No. Nuestra mente nos engaña continuamente. La mente es un amo terrible pero un sirviente magnífico. Uno tiene que tomar las riendas de su propia mente. No puedes dejar que tus propios pensamientos te lleven por la vida porque a veces esos pensamientos en un momento fueron válidos pero otras hay que cambiarlos. Solemos generar pensamientos basados en creencias limitantes, en miedos, en lo que se supone que tenemos que hacer. No somos nuestros pensamientos. Somos más, la suma del alma, emociones, pensamientos... Los pensamientos se pueden y se deben cambiar. Hay que ser crítico con uno mismo.

-¿Cuándo descubrió sus facultades para el mentalismo?

-La magia me devuelve al niño que quiero ser. Me encanta dejarme llevar por el embrujo del mago, que me lleve a su mundo. Siempre me ha gustado la parte psicológica de la magia, como el mago envuelve con la palabra, cómo la percepción es manipulable. Empecé como aficionado hasta que se convirtió en una pasión y decidí dejar mi profesión, la de ingeniero, para dedicarme por completo al mentalismo.

-¿Cómo aprende uno, porque para el mentalismo no hay escuelas?

-Es difícil. Además llega un punto en que te encuentras un límite, cuando decides hacerte profesional. Hay que dar el salto sin pensar y de la mano de un mentor. Yo lo busqué en Estados Unidos.

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