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Putin mató a Litvinenko por denunciar al mafioso ruso de Calvià

Su muerte, tras ser envenenado con polonio por los servicios de inteligencia de Putin con la "probable" orden del propio presidente, está ligada a sus denuncias contra la mafia rusa.

La estampa doliente de Litvinenko en su lecho de muerte.

Vladimir Putin es uno de los mayores terratenientes mallorquines por testaferro interpuesto. Sus compinches de San Petersburgo, los siloviki de la mafia Tambovskaya, también adquirieron con sigilo propiedades en la isla. A mediados de la pasada década, un exespía soviético llamado Alexander Litvinenko informó detalladamente a las autoridades españolas de los vínculos de la mafia rusa con Mallorca, donde se selló la paz entre las bandas de Tambov y Malyshev. La mayoría de datos al respecto fueron divulgados por Wikileaks, en los cables remitidos desde la embajada de Estados Unidos en Madrid a la secretaría de Estado norteamericana.

Las denuncias de Litvinenko se singularizaban en Gennadios Petrov, vecino de Pilar de Borbón en una estrambótica mansión de Sol de Mallorca y hoy oportunamente fugado de España con connivencias jamás aclaradas. El exespía con nacionalidad inglesa pagó las acusaciones contra los mafiosos rusos con su vida. Fue envenenado añadiendo polonio radiactivo al té verde que consumió en un hotel del barrio londinense de Mayfair. El ritual desproporcionado componía un homenaje del FSB, antes KGB, a su jefe histórico y vigente, el mismo Putin de antes.

Litvinenko ya culpó en su lecho de muerte a su colega Putin, mientras los médicos ingleses se debatían por hallar la causa de su degeneración acelerada. Una década más tarde, la investigación encomendada por el gobierno británico al juez Sir Robert Owen concluía en enero que existe "una gran probabilidad" de que los dos espías envenenadores cumplieran órdenes de las autoridades rusas.

El informe, con comunicaciones interceptadas por la NSA, no se detiene en la acusación genérica a Rusia. Señala literalmente que "la operación del FSB para matar a Litvinenko fue probablemente aprobada por el presidente Putin". Se agradece la confirmación, pero difícilmente podría contemplarse otra alternativa. El término "probable" va más allá de la simple presunción de culpabilidad. De nuevo, el juez inglés vincula el asesinato con las denuncias contra la mafia rusa de Calvià.

Un momento, me parece escuchar a mis ilustres lectores y analistas, ¿no fueron detenidos los mafiosos rusos de Putin en Mallorca? Relativamente, es decir, a la mallorquina. Tras años de tacharlo de criminal organizado, la fiscalía Anticorrupción extirpaba esta mancha del currículo de Alexander Romanov, sin ofrecer explicación alguna de la labor de limpieza. En cuanto a Petrov, el principal digitado por Litvinenko, huyó de España aprovechando un permiso para asistir al funeral de su suegra. Vaya por Dios, qué conveniente. En fin, cuando el juez José de la Mata ordenó la detención de Vladislav Reznik, parlamentario de Putin y presunto mafioso con casa en Calvià, la sala de lo Penal de la Audiencia Nacional se apresuró a revocar la orden. Alegó que el angelito y su esposa Diana Gindin "no se encuentran en paradero desconocido, sino trabajando en Rusia".

¿Quién nos protege de la mafia rusa? La justicia tendrá que esforzarse para demostrar que no disfrutan de un tratamiento de Infanta, la célebre doctrina Botín/Borbón/Petrov. Cabe recordar que los protagonistas de esta página no ponen querellas. Matan, simplemente. Los funcionarios mallorquines implicados en la investigación sufrieron amenazas, que afectaban también a sus familias y obligaron a reforzar las medidas de protección.

Si a estas alturas tengo que explicarles quiénes forman la pareja del año, no sigan leyendo. Para los restantes, los tortolitos espirituales siguen viéndose, ni la máxima autoridad divina ha entorpecido una relación donde la pasión amorosa prima sobre prohibiciones protocolarias. Ahora utilizan la versión clásica de la carabina familiar, una mujer que fuma y que disimula la infracción a los códigos. Siempre estaremos del lado de los sentimientos. (Le darán el premio Dan Brown al vaticanismo críptico).

Recuerde dónde leyó antes que los informes del Govern consideran "inasumible" la facultad de Medicina del Govern. En el primer aniversario de su victoriosa derrota, el problema de Francina Armengol es que se lo ponen demasiado fácil. A los seis meses de mandato, incurrió en la autosuficiencia de decretar que ya había cumplido con una cuarta parte de los acuerdos del Pacto. A ese ritmo, en su primer aniversario habrá alcanzado la mitad de objetivos, y redondeará el cien por cien en 2017. Le quedarán dos años para seguir durmiendo, en la esperanza de que los votantes lleguen a las elecciones sin haber olvidado a José Ramón Bauzá.

Miquel Roca sale ufano a declarar ante los micrófonos que Manos Limpias intentó comprar la inocencia de la Infanta. Sin embargo, cuando José Castro informa de la reunión ultrasecreta que pretendía el abogado, la respuesta es un aséptico comunicado. No se necesitan más pruebas.

Aunque internet no dejará morir este párrafo, vamos a publicarlo periódicamente: ¿Cuándo tomarán los purísimos Biel Barceló y Pilar Carbonell alguna medida sobre un jefe de inspección de Turismo imputado por corrupción con fondos públicos en beneficio de su familia? ¿Cuándo explicará el transparente Govern progresista qué cerebro del equipo jurídico de la comunidad autorizó la presentación de querellas contra periodistas, para defender el honor de tres de sus funcionarios presuntamente corruptos, cuál es el dinero invertido y quién va a restituirlo?

Miles de personas me paran por la calle para preguntarme si Joël Dicker reproduce en El libro de los Baltimore la magia de su predecesora, La verdad sobre el caso Harry Quebert. Les respondo colectivamente que no alcanza la misma altura, pero es una honrada propuesta de lectura veraniega junto a las novelas mexicanas de Don Winslow. De nada. Vean El rei borni, si les gusta Animalario y Yasmina Reza.

Reflexión dominical honesta: "El mafioso precavido solo roba el primer millón".

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