El Museu Marítim de Barcelona ha levantado el telón de la exposición Vaixells de joguina (1970-1939) con piezas de la colección del arquitecto mallorquín Antoni Juncosa, considerada como una de las más importantes de Europa. La muestra organizada por el museo barcelonés está comisariada por Bartomeu Tomàs (NAT Projectes) mientras que la selección y la documentación de las piezas de la colección ha sido obra del profesor de la UIB, Pere Capellà. De los más de 400 barcos de juguetes de Juncosa, el museo exhibe unos 127, aunque la exposición, que se puede visitar hasta el 9 de enero, está conformada por 150 obras.

El arquitecto Antoni Juncosa empezó su inmensa colección en 1994 fruto de la "casualidad". Y es que su mujer buscaba un regalo muy especial por su 50 aniversario y se puso en contacto con unos amigos franceses que le proporcionaron su regalo. Fue su primer barco de juguete. A partir de este detalle de aniversario, se inició en el mundo del coleccionismo, una auténtica adicción que ahora se puede visitar en Barcelona en forma de exposición.

A lo largo de este tiempo, el coleccionista ha conseguido reunir más de 400 piezas, datadas entre finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, casi todas de fabricación industrial. Eso sí, Juncosa no duda en remarcar que durante este tiempo ha comprobado que "los barcos eran probablemente los juguetes más raros y difíciles de conseguir que existían".

El profesor de la UIB y especialista en la historia de los juguetes, Pere Capellà, ha sido el encargado de seleccionar las piezas de la colección de Juncosa que ahora se exhiben en el Museu Marítim de Barcelona. La selección se ha hecho con la finalidad de obtener "una muestra muy representativa de su fondo" y se han tenido en cuenta distintos criterios como el fabricante, el año de fabricación, la iconografía, el material de construcción, los mecanismos de propulsión y la relevancia de cada pieza en la historia del barco de juguete.

La exposición se caracteriza por una peculiar museografía en la que todos los elementos son gigantes: la puerta de entrada, las paredes, una mesa, una silla.... La intención de esta grandiosidad de la museografía es hacer sentir al visitante como si fuera un niño.

Y es que el objetivo de Vaixell de joguina es acercar el patrimonio marítimo a los visitantes, pero un patrimonio exhibido desde el punto de vista de los más pequeños, como la visión con la que los adultos construían para los niños.

El museo resalta que otro objetivo de la muestra es acercar la cultura marítima a través del ocio infantil y revalorar el juguete como documento histórico, subrayando la importancia de los juguetes hechos y construidos en nuestro país. Son "un objeto histórico porque sirven de espejo y testimonio de las grandes transformaciones tecnológicas, sociales y económicas del periodo de entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX". Sin lugar a dudas, los fabricantes de barcos de juguetes se convirtieron en verdaderos cronistas de la historia de las comunicaciones marítimas modernas, ya que las piezas en miniatura se convirtieron en auténticas réplicas de barcos reales. Los transatlánticos, los transbordadores, los barcos de guerra, los submarinos y los barcos deportivos se fueron popularizando como juguetes.

Ciudades y fábricas

Vaixells de joguina hace un recorrido por distintos ámbitos expositivos que se dividen en nueve partes: aventuras extraordinarias, invitación al viaje, miniaturas, la era del vapor, las ciudades y las fábricas, mestres d´aixa de bolsillo, el mar grande, el mar en una estancia o navegando hacia el destino. De todos ellos, cabe destacar el espacio de las ciudades y las fábricas que pone en valor los barcos fabricados en el Estado español. Precisamente, el museo recalca que la particularidad de la muestra es poner en valor los juguetes construidos especialmente en Cataluña y en Valencia. Cabe recordar que Alemania y Francia cuentan con mucha tradición en la construcción de juguetes, pero se recalca que aquí también se crearon piezas de alta calidad y se instalaron fábricas de origen extranjero. De hecho, Barcelona a finales del siglo XIX se convirtió en un importante centro productor de juguetes. Es lo que pretende dejar claro el espacio de ciudades y fábricas que recuerda que en Barcelona, sobre todo en Gràcia, se aglutinaba gran parte de esta industria dedicada a la producción de juguetes metálicos. En 1900, había más de 60 fábricas especializadas en juguetes en Barcelona. Tal y como ocurre con los barcos de juguetes alemanes, los modelos catalanes en miniatura forman parte de la memoria colectiva. Es el caso del vapor Livorno, que cubría la ruta de Hamburgo o el célebre crucero Alfonso XII.

También es necesario remarcar el apartado de Mestres d´aixa de butxaca, una sección que presenta las piezas construidas en el entorno familiar con materiales cotidianos, que eran creados por los propios niños junto a los mayores o directamente por los adultos ya que la situación socioeconómica del momento no permitía a muchas familias el lujo de adquirir un juguete, así que los elaboraban ellos mismos.

La exposición se centra en juguetes fabricados entre 1870 y 1939, el periodo comprendido entre el final de la guerra francoprusiana y antes de la eclosión de la Segunda Guerra mundial. Además de los barcos de Juncosa se pueden ver piezas del Museu del Joguet de Catalunya, el Museu Etnològic de Barcelona, el Museu de les Terres de l´Ebre y el Museu Marítim de Barcelona, así como objetos de otros coleccionistas particulares. Asimismo Vaixells de joguina también incluye fotogafías de distintos archivos catalanes.

Con la voluntad de dejar testimonio de la exposición se ha editado el catálogo Vaixells de joguina 1870-1939. Cole·lecció Antoni Juncosa. Además de las actividades infantiles complementarias, tres proyecciones audiovisuales sobre cómo se fabricaban los barcos de juguete complementan la muestra que puede visitarse en el Museu Marítim de Barcelona hasta el 9 de enero de 2017.