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Cromosoma Y

Cromosoma Y

Un equipo formado en su mayor parte por científicos españoles emigrantes, encabezado por Fernando Méndez, del departamento de Genética de la Universidad de Stanford (California, Estados Unidos), ha analizado un segmento del cromosoma 23 de los varones, el llamado sexual porque difiere entre las mujeres y los hombres. El Y es propio sólo del sexo masculino (con una dotación genética XY); el X lo tienen tanto los hombres como las mujeres (éstas por duplicado, XX).

El cromosoma Y es mucho más pequeño que el X y bastante marginal. A juzgar por el experimento llevado a cabo con ratones por Monika Ward y sus colaboradores que se publicó en enero de este año en la revista Science, es posible crear en el laboratorio ratones machos que carezcan de él. Pero la naturaleza impone su presencia „en los ratones y también en los humanos„ para que puedan nacer varones. Y ese cromosoma no sirve sólo para eso. Méndez y sus colaboradores han comparado alrededor de 120.000 bases nitrogenadas del cromosoma Y de un neandertal de El Sidrón (Asturias) con las equivalentes en los humanos modernos, en nuestra especie. El resultado obtenido, que se ha publicado en The American Journal of Human Genetics, indica que, a pesar de que las dos especies más recientes del linaje humano se cruzaron al menos dos veces, pasando cerca del 4% del ADN neandertal a nosotros, el material genético del cromosoma Y de los neandertales no existe en absoluto en Homo sapiens.

Semejante constatación sorprende. Hay que tomarla en cuenta como un indicio, porque Méndez y colaboradores han analizado sólo una parte menor del cromosoma masculino (tiene algo menos de 60 millones de pares de bases nitrogenadas). Pero por lo que hace a ese segmento, al comparar los genomas de los cromosomas Y de chimpancés, neandertales y humanos modernos se pone de manifiesto que las diferencias propias de H. neanderthalensis no fueron transferidas a nuestra especie en ninguno de los procesos de hibridación.

El trabajo de Fernando Méndez y su equipo ha concluido también un aspecto interesante de esas diferencias entre una y otra especie. Tres de los cambios en el cromosoma Y de los neandertales tienen que ver con mutaciones relacionadas con el complejo de histocompatibilidad propio de los varones que produce los antígenos encargados de combatir cuerpos extraños en el organismo como son los agentes infecciosos. Pero esos "antígenos neandertales" podrían provocar una respuesta inmune en una madre de otra especie durante la gestación, algo capaz de conducir a un aborto espontáneo. Los autores indican que esa incompatibilidad del sistema inmunológico quizá haya sido la responsable de que, aun cruzándose, las dos especies permaneciesen separadas. Lo que no explican los resultados es por qué hay que salir de España para poder investigar en condiciones.

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