Diario de Mallorca

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Semana Santa 2016

Cordero en los fogones de Pascua

La carne de ovino es indispensable en las recetas tradicionales de 'panades', 'greixera de moltó', arroz con 'tacó' o el 'frit' - Los dulces, 'robiols' o 'doblegats', se comen rellenos de cabello de ángel o confitura, y el chocolate en forma de huevo o figura

Recetas golosas típicas de la Semana Santa mallorquina en el Forn Fondo.

El cordero, alimento destacable de diversas civilizaciones, con importantes connotaciones religiosas, especialmente en ambas orillas del Mediterráneo desde tiempos inmemoriales, alcanza en la Pascua Florida, en la que se conmemora la resurrección de Cristo, todo un símbolo religioso para los cristianos, tanto católicos como ortodoxos principalmente. Ambos celebran esta festividad con tanta carga gastronómica en fechas distintas por guiarse con diferentes calendarios. Una de las celebraciones pascuales más curiosas donde el cordero pascual era el plato obligado se produjo en el Dique del Oeste de Ciutat, vedado hoy a los palmesanos, incluido su rompeolas, con motivo de la presencia de un buque de escolta de la Armada Griega, formando parte de un flotilla de la OTAN en el Mare Nostrum. De esos hace ya varios lustros. Los cocineros de la nave helena montaron en tierra unos asadores de carbón. Asaron en ellos varios corderos enteros untados con aceite de oliva aromatizados con hierbas, sin faltar ramas de olivo y laurel. Todo un banquete al aire libre con simbolismo religioso como telón de fondo y el mar palmesano de testigo.

No se concibe Mallorca sin sus corderos, sin olvidar el cerdo, pues de ambos se aprovecha todo, incluyendo los cabritos que andan sueltos por la Serra de Tramunta. La elección de muchas amas de casa, siguiendo la tradición que marca el calendario gregoriano, que España adoptó en su momento, es elegir el cordero ya destetado, incluso con algunos meses de edad para los asados de Pascua o las torrrades de campo, si bien para las tradicionales panades, por tenerlos más a mano, especialmente en fora vila, se utilizan los más crecidos. Y es que dejados atras los días de Pasión, aunque con los tiempos que corremos abstinencias y prohibiciones culinarias tuvieron más seguimiento que ahora, donde los traslados por turismo marcan estas fechas vacacionales para muchos como prólogo del verano, a partir del Domingo de Resurrección se cierra la veda cuaresmal de las carnes. Ahora bien, mientras en el domingo y lunes de Pascua el cordero es indiscutible protagonista en la mayoría de mesas, en los pancaritats, mantenidos en la Mallorca con presencia rural y lugar con iglesia dotada de espacio exterior para que puedan descansar y comer su participantes, ya se ha iniciado cierta polémica. Y es que debido al mestizaje que se da en muchas familias isleñas, desde hace unos años, en esas comida campestres las panades están siendo sustituidas por arroces elaborados en grandes paelleras.

Otras de las tradiciones del domingo de Resurrección, principalmente en los pueblos mallorquines, sigue siendo el berenar matinal de Pascua, donde el frit de xot es el plato elegido, después de que el tañido de las campanas, algunas como tocando a rebato culinario, anuncien el fin de la Cuaresma. Tras ese desayuno tan suculento en el que patatas, guisantes y entrañas del cordero, junto a hierbas muy seleccionadas y diversos condimentos sin faltar algo de picante gracias a la buena habilidad y cordura de la mayoría de cocineras que lo preparan, llegarán las panades. Sabroso y para unos cuantos auténtico pastel de carne con forma muy peculiar y de varios tamaños, elaborado con la parte más buscada por una mayoría, como es la pierna, que otros destinan para hornearla. Tampoco faltan en la Pascua las greixeres de moltó, donde se utiliza el costillar de la pieza. En ciertas casas tradicionales, se mantiene el arroz con tacó. Si bien, son bastantes los mallorquines, especialmente urbanitas con raíces en possessions, muchas de ellas pasadas a otras manos incluidas las de extranjeros, a los que la carne de cordero no les entusiasma.

También las recetas golosas son parte importante de la gastronomía pascual isleña, donde los crespells y robiols, estos tradicionalmente de cabello de ángel y requesón, todavía son requeridos para el postre en esos días de Pascua y posteriores. Deliciosos bocados donde la masa que ha de cubrir el relleno, que cuando es de confitura suele provenir de varios conventos de la isla, viene a tener similares ingredientes. También están las formatjades y los doblegats. A estos postres autóctonos se añadió hace ya unos cuantos lustros la tradición catalana, con sello barcelonés, de las monas de Pascua, cuyo origen está en aquellas tortas de pan cuaresmales con huevo duro. Junto a los monas, como decoración o por separado, aparecen los huevos y las figuras de chocolate. Otros huevos decorados son los que se decoran en la Pascua ortodoxa.

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