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Contraluz

El vestidor

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Domingo 13: la pedida

Esta vez no han sido necesarias las artes adivinatorias de Rappel o Sandro Rey ni esperar al oráculo del cuché. Para eso tenemos los topos y las topas. Kiko, que es muy moderno para unas cosas pero muy tradicional para otras, preparó cuidadosamente un dos por uno. Una cosa muy en tendencia. Tú vas a una fiesta y sales de allí casado. Vas a un bautizo y terminas con la rodilla hincada en el suelo y poniendo un pedrusco en un dedo. Porque uno, antes que diyei, es exclusivero. Y bastante disgusto es que mamá, la que más sube el caché, no se ponga la peineta de madrina ni acuda a la iglesia para no terminar otra vez en el Gólgota como aquel día de los juzgados. Pero claro, Kiko Hernández es mucho Kiko Hernández (no en vano es alumno aventajado de la Merche) y él ya sabía lo que había: Un anillo sorpresa bajo los faldones de cristianar de la neófita.

Lo de las exclusivas chafadas va a ser cosa de familia. Ya le pasó al del chaqué y el sombrero de copa, a cuyos invitados solo les faltó retransmitir la boda en Periscope. Y la del otro hermano la largó enterita el pequeño de la casa. Esto, en los buenos tiempos de la matriarca, no pasaba. Vamos.

Lunes 14: pijamas

Estos famosos nuestros se han enterado de que el pijamismo arrasa en las pasarelas y se han venido arriba. Y sí, Briattore se casó hace tiempo -cuando su cara era diferente- con zapatillas de terciopelo y las celebs posan en la alfombra roja envueltas en raso. Pero lo de sleep fashion es otra cosa. Se lo han tomado al pie de la letra. Y han elaborado la versión patria, cañí. En puridad, la pionera fue Carmen Sevilla en el telecupón cuando se olvidó de cambiarse los zapatos. Pero quien lo popularizó fue, cómo no, Belén Esteban y su leopardo morado. Pijama de felpa que, a su vez, heredó Sema, quien ya se había exhibido de tal guisa con Chabelita y amigas. Pero es que ahora no hay día que Kiko Rivera no se muestre al mundo a punto de irse a la cama. ¿Y qué pasa si Iker tiene razón y los alienígenas se llevan esa imagen de los terrícolas? ¿Eh?

Martes 15: reaparición

Qué alivio. María José Cantudo ha reaparecido. Así, de repente, como suele. Ha vuelto a la vida pública de la mano de una peña periodística y unos huevos estrellados. Tiene la casa en lo mejorcito de Madrid -ya saben, donde Carmen Lomana- en venta (inenarrables aquellos videos inmobiliarios vip, el suyo y los de otras divas, un género en sí mismo) y otro piso en plena reforma, que ella es muy de redecorar. Le preguntan y enseguida habla de chicos, así, como Anita la fantástica, de grandes amores. Y de cuernos. Qué respiro. La Cantudo sigue con nosotros. Echaba de menos sus incidentes, sus annaallen, sus peleas con Bárbara Rey. Un momento ¿Bárbara Rey? ¿pero dónde se ha metido Bárbara Rey?

Miércoles 16: dueñas

Yo siempre he querido ser duquesa de Alba. Qué quieren. Ya sé que ser aristócrata y latifundista no es políticamente correcto (millonaria es harina de otro costal) pero es que al nuevo duque no le veo en el papel. Usted me perdonará, grande de España, pero me había acostumbrado a que la duquesa fuese duquesa, no duque, ya me entiende. Incluso al consorte me había hecho. Ya me barruntaba yo (hablo como la malísima de El secreto de Puente Viejo) que no me nombrarían heredera universal, pero aquí me tienen, a las puertas de Las Dueñas con mis mejores galas. Hasta la tiara (una reciclada de una despedida de soltera, no se vayan a pensar) me he colocado sobre el moño italiano. Ya sé, ya sé, que hay en el palacio cuadros de relumbrón y que en sus jardines jugaba el poeta, pero yo, la verdad, guardo cola, aquí la primera desde buena mañana, por si vislumbro a Cayetano poniéndole ojitos a alguna, ahora que está mejorcito; o a la niña, no sea que haya vuelto con Coronado y sea la primera en enterarme; y no digamos si doy con algún recuerdo de Alfonso Díez, un señor de tan buen ver, el gallinero aunque sea... ¡Ay, si fuera al menos baronesa!

Jueves 17: dientes, dientes

María José Campanario ya está en casa, Isabel Pantoja en Cantora e Isabel Preysler, en capilla. Las cosas en su sitio. A la mujer de Jesulín la han operado de una hernia cervical. Se ve que le daban vahídos. Luce ahora collarín pero ya ha dejado el hospital. Claro que para ella no es territorio hostil. Allí cuidó de su hoy marido cuando todavía no lo era. Y ahora es dentista, ya saben, odontóloga con título luso. Amén de imagen de la dieta de la alcachofa. No tardará en montarse una clínica, ya verán. No hace mucho dijo que practicaría en casa, que tenía pendiente arreglarle los dientes a su señor esposo. Lo diría de broma, o con amor, pero no está bonito poner otra vez a tu hombre en boca de todo el mundo. Ahora que él ya la había cerrado. Toda, toda.

Viernes 18: antípodas

Al pequeño Nicolás (llámenle Francisco, o Fran, me da igual, aquí seguirá siendo el pequeño Nicolás) una organización que ayuda a jóvenes españoles a labrarse un futuro en Australia le ha puesto una beca sobre la mesa. Será un curso intensivo. Al muchacho le pidieron que señalara sus antípodas en un mapa gigantesco y no hubo manera. Que si Groenlandia, que si Canadá. Y eso que es enorme, como dijo Rappel, aunque no continente, como dijo Rappel. El amigo de Aznar y Justin Bieber -sic- quedó traumatizado. Se tiene por cerebrito. Y eso que en el OK Corral de Jorge Ja (desaparecido haciéndose las Asias) le calcularon un cociente intelectual de 98 puntos, uno más que Karmele Marchante y varios menos que Yola Berrocal. En su descargo hay que decir que un índice de aciertos por debajo de la media de cualquier parvulario es un clásico de todos los grandes hermanos en las pruebas culturales (¿?). Y que Belén Esteban, que es princesa del pueblo y arrojó un nivel de ciento y pico en el mismo test, no es que no atine con la tierra de los canguros, es que no fue capaz de aproximarse siquiera a Álava. Claro que ella nunca pisó el CNI. Presuntamente.

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