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Entrevista

Suzanne O'Sullivan: "La felicidad es una expectativa poco realista"

"El bienestar emocional se suele definir en la infancia"

Suzanne O´Sullivan.

La relación entre el cerebro y el cuerpo juega a veces malas pasadas y produce enfermedades imaginarias muy dolorosas. De la extraña realidad de estas dolencias psicosomáticas trata "Todo está en tu cabeza" (Ariel), el libro de Suzanne O´Sullivan, la prestigiosa neuróloga londinense que describe a lo largo de 320 páginas aflicciones raras e inquietantes de algunos de sus pacientes. "El dolor está muy enraizado en la mente", asegura en Madrid a Epipress O´Sullivan, convencida de que todos somos la suma de nuestras vivencias pasadas, de que el bienestar emocional se forja en la infancia y de que la felicidad es una expectativa "poco realista".

-¿Me responderá el médico que "todo está en mi cabeza" si me siento mal pero no me encuentra enfermedad alguna?

-El "todo está en tu cabeza" es lo último que quiere escuchar una persona cuando acude a una consulta. Lo que quiere saber un paciente es que no tiene nada por qué preocuparse y este tipo de dolencias de tipo psicológico suelen desaparecer cuando el médico ratifica al paciente que no tiene enfermedad alguna.

-¿Soy hipocondriaca si me encuentro mal y no estoy enferma?

-La hipocondría es diferente a la enfermedad psicosomática. Los hipocondriacos presentan pequeños síntomas de malestar que logran controlarles la vida. Suelen ser personas muy ansiosas.

-¿Qué les pasa a los que sufren una enfermedad psicosomática?

-Sufren síntomas reales de malestar físico que les producen además una discapacidad. Las causas de ese malestar son psicológicas o de conducta. No podemos imaginar cuán dramática y exagerada puede llegar a ser la reacción de nuestro cuerpo ante según qué emociones.

-¿Son las enfermedades psicosomáticas el fruto de la interacción entre el alma y el cerebro?

-Son más bien la interacción entre la mente y el cerebro. En la mente guardamos todas nuestras experiencias vitales que pueden impactar en un momento dado sobre el cerebro y hacer que sintamos una dolencia física.

-Al estudiar la histeria Freud descubrió que lo que reprimimos suele retornar a la conciencia como un síntoma. ¿Es la enfermedad la consecuencia de que no estamos de acuerdo con la vida que llevamos?

-Algunas enfermedades surgen como respuesta a alguna vivencia o pensamiento reprimido. Mucho de lo que dijo Freud es aún válido porque si no nos enfrentamos a nuestras experiencias vitales más traumáticas podemos desarrollar síntomas de malestar físico, pero no todas las enfermedades psicosomáticas son por esta causa.

-¿Qué otras causas hay?

-La muerte de un ser querido, un abuso sexual y traumas psicológicos de gran envergadura pueden hacernos desarrollar una enfermedad psicosomática. También un conjunto de preocupaciones pequeñas como estar a disgusto en nuestro trabajo, problemas económicos o unas malas notas de nuestros hijos pueden hacer que nos sintamos atrapados y llevarnos a una dolencia psicosomática. Podemos tener también dolores psicosomáticos si respondemos con preocupación a los cambios que se producen en nuestro cuerpo cuando por ejemplo modificamos nuestra alimentación.

-¿Por qué las enfermedades psicosomáticas son típicas de la sociedad contemporánea cuando vivimos mejor que nunca?

-La prevalencia de este tipo de enfermedades no es mayor ahora que antes porque el agobio psicológico siempre ha existido, lo que ocurre es que ahora tenemos factores nuevos que provocan tipos de estrés también nuevos.

-¿Qué debemos hacer para evitar ese estrés que nos enferma?

-Tener claro que no existe una vida libre de estrés. Lo importante es aprender a manejar esas situaciones que nos provocan ansiedad.

-¿Cómo?

-Con una actitud positiva y teniendo claro que la felicidad es una expectativa poco realista. Más que aspirar a la felicidad hay que aspirar a la resiliencia para saber capear las dificultades que nos planeta la vida.

-¿Puede la ansiedad ponerme enferma?

-Sí. La ansiedad en pequeñas dosis beneficia a nuestro sistema neuroendocrinológico. Genera hormonas como la cortisona necesaria para periodos cortos de estrés y para actuar con rapidez en situaciones de emergencia. El problema de la vida moderna es que a veces este sistema de protección se activa todos los días. El estrés continuado es, por ejemplo, una de las principales causas de hipertensión arterial.

-Si las emociones surgen de interpretar el mundo que vivimos, ¿enfermamos cuando no nos gustamos al mirarnos en el espejo?

-No necesariamente. Si no nos gusta lo que vemos en el espejo surge un pensamiento consciente que te puede llevar a la depresión. Las enfermedades psicosomáticas están más relacionadas con experiencias o pensamientos que tenemos enterrados y de los que no somos conscientes. Somos la suma de nuestras experiencias pasadas y de ellas depende en gran parte nuestro bienestar emocional que se suele definir en la infancia.

-¿Somos entonces de mayores según nos han tratado de pequeños?

-En cierta medida sí, aunque hay gente que rompe la regla y vence a sus fantasmas. Sin embargo, si vives una infancia distante y falta de cariño tienes más posibilidades en el futuro de desarrollar síntomas psicosomáticos.

-Ese descontento con mi vida, ¿puede debilitar mi sistema inmunológico e incluso producirme cáncer?

-No hay evidencias científicas de que los factores emocionales causen cáncer pero no descarto la posibilidad porque el bienestar emocional influye mucho en nuestro sistema cardiovascular, inmunológico y endocrino. No es ridículo pensar que cuando nuestro sistema inmunológico se debilita pueda desarrollar células cancerígenas.

-Los dolores se presentan en el cuerpo, pero, ¿son dolores del alma?

-El dolor viene de algo del interior de nosotros que está infeliz y puede estar en la mente y en el alma. Un tercio de los pacientes que acude a una consulta de reumatología presenta dolores que no cuadran con una enfermedad sino con una causa emocional. El dolor está enraizado en la mente y en el alma.

-¿Es la fibromialgia uno de esos dolores físicos que son fruto de nuestra incapacidad para cambiar la mala vida que llevamos?

-No creo que tenga nada que ver con el tipo de vida que llevamos sino con el bienestar emocional y con la atención que prestamos a nuestro cuerpo y cómo respondemos cuando algo no va bien. Nosotros mismos podemos prolongar el dolor si reaccionamos con excesiva preocupación.

-¿Debemos entonces despreocuparnos de nuestros dolores?

-No podemos ignorar los dolores pero cuanto más los investigas por tu cuenta, más duraderos los haces. Si buscas en ti una enfermedad puede que al final la acabes encontrando y muchas veces se trata de dolencias irrelevantes con las que puedes vivir 50 años si las desconoces. En mi libro hablo de Matthew, un chico cuyas indagaciones a través de internet le han convencido de que tiene esclerosis múltiple sin tenerla.

-¿Sirven los fármacos para algo más que para ayudarnos a soportar las agresiones que sufrimos?

-No soy partidaria de los fármacos para tratar las enfermedades emocionales o psicológicas. Las pastillas pueden servir si tienes depresión, que es una enfermedad definible, pero tomarse una pastilla para cada dolor que padeces o para cada dificultad que te surge en la vida es enmascarar un problema pero no solucionarlo.

-Supongo que el mejor tratamiento consistirá en descubrirse uno a sí mismo para tratar de mejorar la vida que lleva. ¿Cómo conseguirlo?

-Escuchando a nuestros cuerpos y evitando o encarando de una forma positiva aquello que nos produce dolor de cabeza o fatiga.

-¿Es usted partidaria de los tratamientos de hipnosis?

-No estoy en contra, pero los trastornos psicosomáticos en el fondo nos están protegiendo de algo que nos ha traumatizado y no creo que sea bueno sacar ese algo de golpe.

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